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De Que Lengua Procede La Palabra Cacique?

De Que Lengua Procede La Palabra Cacique
Posible etimología de la palabra cacique – Según indicaba Daniel Brinton a finales del XIX, es palabra aruaca procedente de kassiquan, que significa ‘tener o mantener una casa’. Esta palabra, a su vez, procede de ussequa que significa casa. Aunque es voz de origen arauaco, la palabra indígena cacique fue escuchada por primera vez en las Antillas Mayores por los españoles, quienes la aprendieron e incorporaron como léxico de la nueva realidad.

¿Qué lengua es cacique?

Cacique es una palabra aborigen del Caribe. Así era como los taínos de Santo Domingo le decían a sus jefes. Aparentemente ‘cacique’ deriva de la palabra ‘cakchiqueles’ que eran los jefes políticos de tribus de Centro-América.

¿Qué significa de la palabra cacique?

‘ Autoridad máxima en una comunidad de indios ‘ y ‘persona que ejerce un poder abusivo o excesiva influencia en una comunidad rural’.

¿Quién era el cacique de los indígenas?

Se llama cacique a la máxima autoridad de una comunidad aborigen. El concepto surgió en los grupos taínos que habitaban en las Antillas. Con la colonización española del continente americano, la noción empezó a utilizarse con referencia a todos los líderes indígenas.

¿Cómo se le dice a la mujer del cacique?

El sustantivo cacique es de género común: el cacique, la cacique, aunque también es válido el femenino cacica.

¿Dónde fue criado el cacique?

La historia del cacique Enriquillo Enriquillo era el apodo de un cacique taíno que se rebeló contra los españoles; este era conocido por los indígenas como Guarocuya o Huarocuya, mientras que su nombre español era Enrique Bejo. Nació a orillas del lago Jaragua (hoy lago Enriquillo) y era parte de la familia real de Jaragua, su tía Anacaona fue reina de Jaragua y su padre Magiocatex fue príncipe heredero que murió en el año 1504.

Su padre murió en una redada española contra una protesta pacífica de indígenas en Jaragua y el huérfano fue criado en un monasterio en la actual capital de República Dominicana, Santo Domingo. Uno de sus mentores fue Bartolomé de Las Casas; fue encomendado a don Francisco de Valenzuela, pasando al hijo de este, Andrés de Valenzuela, tras su fallecimiento.

Su rebelión o guerrilla cubrió un período comprendido entre 1519 y 1533. La mayoría de los historiadores concuerdan en que Enriquillo y el cacique Guarocuya eran la misma persona (ver Sued Badillo). En tal caso, Enriquillo pertenecía a la alta aristocracia del cacicazgo de Jaragua.

  • Guarocuya era sobrino de Anacaona, hermana del cacique de Jaragua Bohechío y su eventual sucesora cuando Bohechío fue muerto.
  • Estaba casada con quien era el cacique del reino vecino de Maguana.
  • Una minoría de historiadores difieren alegando que Guarocuya fue capturado y ahorcado, mientras que Enriquillo triunfó en su alzamiento.

La mayoría de los historiadores creen que ambos rebeldes fueron la misma persona, y que los reportes de la muerte de Guarocuya son idénticos a las versiones más verificables sobre la muerte de Anacaona. Esto brinda la posibilidad de que las historias hayan sido confundidas.

¿Que eran los caciques en España?

Funcionamiento – Feliciano Montero, citando a Joaquín Romero Maura, ha señalado que la función fundamental del cacique, que normalmente no detenta ningún puesto oficial y que frecuentemente tampoco es un potentado, sería la de «mediar» entre la Administración y sus «clientes», que son muchos y de todas las clases sociales, y cuyos intereses procura satisfacer sistemáticamente por medios ilegales ―«el caciquismo se nutre de ilegalidad»―.

«Entre los beneficiarios individuales o receptores de favores está tanto el que logra una exención del servicio militar como el que consigue una evaluación a la baja de la riqueza imponible. Por otro lado están los beneficios conseguidos para el conjunto de una población (una carretera, el paso del ferrocarril, una institución escolar), o la gestión de los intereses de un determinado grupo social y económico, a cuyo frente conviene ponerse un cacique para afianzar su posición».

​ «El cacique, liberal o conservador, tiene en la localidad una influencia que deriva de su control sobre los actos administrativos; ese control se ejerce en el sentido de imponer a la administración actos antijurídicos; la inmunidad del cacique respecto a los gobiernos deriva del hecho de que él es jefe local de su partido.», ha afirmado Romero Maura, citado por Montero.

​ ​ Su actuación se resumía con la máxima: «la ley rige para el enemigo y para el amigo el favor». ​ ​ El cacique reparte cosas que pertenecen a la jurisdicción del Estado, de las provincias y del municipio, y las reparte a su gusto. Puestos en esas administraciones, permisos de edificar o abrir comercios o ejercer profesiones, reducciones o exenciones de obligaciones legales de todas clases, amén del hecho de que, si tiene poder para hacer todo eso, lo tiene también para perjudicar a sus enemigos, y librar de ellas a sus amigos.

En algunos casos el cacique con fortuna personal puede hacer concesiones de su propio peculio, pero normalmente lo que hace el cacique es canalizar favores administrativos. El caciquismo, por tanto, se nutre de ilegalidadEl cacique tiene que asegurarse de que toda una gama de decisiones administrativas y judiciales importantes para la vida o personas de la localidad se toman en función de criterios antijurídicos que a él convencen Siguiendo esta línea interpretativa Feliciano Montero ha caracterizado al cacique como «el intermediario entre la Administración central y los ciudadanos», por lo que su influencia no se limita al periodo electoral ―aunque es entonces cuando se hace más escandalosa― sino que «es constante en la vida política del país».

«El caciquismo es, sobre todo, la manifestación y expresión lógica de una estructura social y política que se manifiesta de forma permanente y cotidiana en las relaciones interpersonales ( patrón-cliente ) y en las político-administrativas». ​ Un juez de la época de la Restauración definió el caciquismo como «el régimen personal que se ejerce en los pueblos torciendo o corrompiendo, por medio de la influencia política, las funciones propias del Estado, para subordinarlas a intereses egoístas de parcialidades o de individuos determinados».

​ Así pues, la clave del sistema caciquil «estaba en el control de la administración». ​ El liberal José Canalejas refiriéndose en 1910 a un poderoso cacique de Osuna dijo en una carta que escribió al conservador Antonio Maura que «no tenían nada, absolutamente nada más que la influencia con altos funcionarios de todos los órdenes, que desobedeciendo al gobierno cometían toda clase de atropellos». Durante la Restauración la letra de las leyes no se correspondía con las prácticas políticas, y menos con las electorales. Se ha relatado con frecuencia el proceso de «preparación» de las elecciones. Este comenzaba con el « encasillado », operación mediante la cual el Ministerio de la Gobernación rellenaba las «casillas» correspondientes a los distritos con los nombres de los candidatos que el Gobierno estaba dispuesto a proteger.

Estos candidatos podían ser del partido en el poder (aquel que ha conseguido el decreto de disolución de las Cortes y organizaba las elecciones para fabricarse una mayoría) o de la oposición. Porque el encasillado no era simplemente una orden gubernamental, sino el resultado de arduas negociaciones entre las diferentes fuerzas políticas.

De hecho, en el mismo partido que controlaba el Consejo de Ministros solían existir distintas tendencias, representadas por los jefes de filas de diversas clientelas, los cuales exigían un número u otro de escaños parlamentarios dependiendo de sus fuerzas.

La descomposición de las dos formaciones dinásticas en el reinado de Alfonso XIII aumentó la cantidad de líderes y dificultó el encasillado. Tras el encasillado, que se llevaba a cabo en Madrid, las negociaciones continuaban a nivel local, por medio del representante del poder central en cada provincia, el gobernador civil,

El gobernador buscaba el acuerdo con los caciques de su marco de competencia, para conseguir ajustar los resultados de éste a los deseos del Ministerio. Los caciques, que controlaban los diferentes cargos importantes (en los ayuntamientos, juzgados, etcétera), actuaban de acuerdo a su influencia, y a menudo imponían su voluntad al representante gubernamental.

Lo normal era que los consistorios municipales y los jueces de la oposición dimitieran en favor de los oficialistas, pero la autoridad podía verse obligada a suspender en sus puestos a quienes no lo hicieran voluntariamente. Más adelante, al ser más difícil llevar a cabo estas falsificaciones, algunos caciques llegaron a inscribir a los muertos del cementerio local.

El fenómeno caciquil se ilustra perfectamente con la anécdota del cacique de Motril, en la provincia de Granada. Cuando llegó el resultado de las elecciones, se lo llevaron al Casino del pueblo. Lo ojeó y, ante los expectantes correligionarios que lo rodeaban, pronunció las siguientes palabras: Nosotros, los liberales, estábamos convencidos de que ganaríamos las elecciones.

¿Qué es un cacique en Perú?

Texto completo –

* «yten porque en los repartimientos que por mi mandato se han vissitado hauia muchos yndios que por (.) 1 Hasta 1808, hubo solo un cabildo de indios en Cajamarca y no hubo cabildo de españoles, aunque éste (.) 2 Se trata de Pascual Culqui Rayco, escribano del Cabildo de los naturales de Cajamarca, entre 1675 y (.) 3 Uno de los principales trabajos sobre el tema es el de Minchom (1994), sobre Quito. Véase también P (.) 4 Poloni-Simard (1999: 94) señala que no se sabe sobre qué fundamento se agrupó la población indígena (.) 5 Sobre este punto particular Remy Simatovic (1992: 73), en su introducción a las visitas a Cajamarca (.)

1 El estudio de los testamentos de indígenas cajamarquinos, redactados a lo largo del siglo XVII por los escribanos del cabildo de naturales 1, revela la presencia de individuos que llegaron a comprar un pedazo de solar o lo heredaron de sus antecesores, el cual estaba ubicado en la traza de la villa (Espinoza Soriano, 2002).

Estos «testamentos de indios» encontrados en el Archivo Departamental de Cajamarca, forman un conjunto de documentos cuya mayoría se halla en el legajo de un solo escribano del Cabildo 2, mientras que los demás están dispersos en los protocolos de varios notarios o de otros escribanos del Cabildo de los naturales de Cajamarca.

Aunque la historiografía andina, por lo general, presenta el mundo indígena como «mundo del campo» mientras el mundo español es visto como mundo urbano, estos indígenas testadores tienen algo en común: son indios urbanos 3 y dependen de varios caciques.

Así, el paradigma que representa Cajamarca en la utilización de un espacio urbano de origen prehispánico por los españoles (Gutiérrez, 1992), parece en realidad esconder la creación de un espacio moderno dentro del cual se hallan individuos con patrimonios, y no grupos o comunidades (Ramírez, 2001) 4 con tierras colectivas.

Los indios urbanos tienen su casa de vivienda dentro de la traza de la villa y sus chacaras, fuera de ella. Estos indios urbanos han sido convertidos al cristianismo por los padres franciscanos de Cajamarca y dictaron testamentos muy parecidos a los de los españoles.

6 En particular, Minchom (1994). Sobre Cajamarca y Trujillo, Noack (2001).

2 La dicotomía entre «españoles urbanos» e «indios del campo» es cuestionada desde unos quince años por algunos estudios sobre villas y ciudades de los Andes, que ponen de relieve la existencia de estos indios urbanos 6,3 Para caracterizar la índole de la relación que tenían con sus caciques en el siglo XVII, tenemos que conocer a los caciques de Cajamarca.

Nos dimos cuenta de que la tarea no era fácil al leer la súplica de Juan de Lulimosa, en 1694, cuando afirma ser Cacique por ser descendiente de unos importantes caciques de Cajamarca, y reclama los privilegios del cacicazgo, en particular la exención del tributo. El resultado de tal comportamiento sería que una mayoría de los indios de Cajamarca, al estar vinculados a uno que otro Cacique, podría gozar de sus privilegios, no pagar tributo, tampoco cumplir con la mita, o servicio personal.

Lo denuncia el Virrey en 1694, diciendo que la carga del tributo cae sobre los indios más pobres de Cajamarca, que no logran pagarla. Asi, la situación particular de Cajamarca, como pueblo de indios donde se afincaron muchos españoles, revela la existencia de varios tipos de caciques en el siglo XVII.

7 La identificación de las guarangas y pachacas con localidades geográficas es muy compleja (Remy Sim (.) 8 Los demás son Guambos, al norte, y Guamachuco al sur. Para una explicación completa de la distribuc (.)

4 San Antonio de Cajamarca, cabeza del repartimiento de Cajamarca, está ubicado en los Andes bajos del norte del Perú actual, a unos 2800 msnm, en el sur del departamento de Cajamarca, a unos 950 km al norte de Lima y a 250 km del Océano Pacífico (fig.1).

Se ubica en el antiguo reino de Cuismanco, y fue probablemente un centro importante de este reino, sin que sepamos si fuera realmente la cabecera del reino o no (Silva Santisteban, 1985). Cuando los incas lo conquistaron, transformaron Cajamarca en un centro más importante de producción textil, con aposentos y crearon la huamani, o provincia de Cajamarca.

Conservaron el nombre de Cuismanco para una de las guarangas 7 que formaban la huamani de Cajamarca. Estas guarangas eran siete (Bambamarca, Chuquimango, Cajamarca, Chondal, Guzmango, Pomamarca y Mitimaes) en el tiempo de los incas, quienes crearon la guaranga de Mitimaes. 5 Cajamarca, entonces asiento, pasó a ser pueblo de indios en 1565, cuando los españoles crearon la reducción de San Antonio de Cajamarca. Los indígenas allí reducidos tenían varios orígenes, sin embargo según la visita hecha en 1572, el 50 % es originario de la guaranga de Cajamarca. Fuente: Remy Simatovic (1992) 6 Los documentos del siglo XVII muestran que la población de Cajamarca ha cambiado y que no se mantuvo dicha proporción. En 1686, la villa de Cajamarca, visitada por los franciscanos, presenta la repartición indígena siguiente: Figura 3 – Repartición de los indios según sus guarangas originales, San Antonio de Cajamarca, 1686 Fuente : Archivo San Francisco de Lima, registro 11, visita y padrón de los indios por los franciscanos en 1686, ff.191-424. Elaboración A. Argouse, 2007

9 Hay cifras de 1532 (2 000 almas en el Pueblo de Cajamarca), de 1540 (493 tributarios en el repartim (.) 10 Estas cifras proceden de diferentes fuentes y estimaciones, en particular Vargas Ugarte (1986), así (.) 11 Debemos señalar también el problema de la desaparición de los indígenas, sea esta física o fiscal.(.)

7 Se ve que la composición de la población indígena de Cajamarca ha cambiado, y que se han introducido en el pueblo una diversidad étnica muy importante. Sin embargo, la numeración de la población indígena que vive en Cajamarca no es precisa. Tampoco lo es la del Corregimiento, y de la provincia del mismo nombre, que también llaman las Siete Guarangas.

La cifras dadas por varias fuentes no se pueden comparar porque no representan la misma área 9, A lo largo del siglo XVII, varias visitas arrojan varias cifras (Hampe Martínez, 1986-1987). En cuanto a los indígenas que vivían dentro del casco urbano, no encontramos visita alguna, aparte de la hecha en 1686.

Así que hace falta buscar la información en diversas fuentes documentales, con las cuales llegamos a unos 4 000 indios que vivían en la traza de la villa alrededor de 1650 y unos 6 000 a fines del siglo XVII 10, También se señala, para el año   1699, la cifra de 7 000 indios en la traza de la villa.

12 En el caso de la numeración de la población española de Cajamarca, se nota que en el año 1635, se h (.) 13 Una cédula real de 1635 afirma que la villa de Cajamarca cuenta con 1 935 personas que no son indíg (.)

8 A pesar de la prohibición hecha por el Real Patronato de que los españoles viviesen en lugares de indios, se nota la presencia de una población española importante en el «pueblo de indios» que era Cajamarca 12, La denominación de pueblo de indios significaba que los españoles no tenían derecho a residir en él.

14 En 1662, el mercader Miguel Navarro viaja a Cajamarca para recoger su plata por la ropa que había d (.)

9 Del punto de vista jurídico, un pueblo de indios debía tener un cabildo de indios, con dos alcaldes, dos regidores, un escribano, un pregonero, y una doctrina con «curas de indios». También, se vetaba la presencia de españoles, ellos no podían comprar tierras, ni tener negocios con los indios.

Esto era la applicación de la separación entre la República de españoles y la República de indios. Los motivos que tuvieron esos españoles para vivir en Cajamarca se pueden adivinar por los comentarios que hacían los cronistas sobre el buen clima, la fertilidad de la tierra, y la abundante mano de obra indígena (Ravines, 1986).

Los españoles de Cajamarca eran en mayoría hacendados y obrajeros. Además, al situarse Cajamarca en el camino de Chachapoyas, en el eje costa-selva, y en la ruta que va de Quito a Cusco, por la vía de la sierra, contaba con un tambo muy importante, y una presencia numerosa de tratantes y mercaderes.

  • Era un centro de comercio muy activo, donde transitaban muchos arrieros (AGN, Superior Gobierno, L.4, c.45) 14,
  • Eso contribuye a explicar la presencia española importante y permanente en la villa.
  • En 1632, vivían en Cajamarca unos 662 habitantes españoles, sin los pasajeros y comerciantes (con 141 esclavos y 8 mulatos libres) (AGI, Lima 303, in Espinoza Soriano, 2002).

Otra cifra que incluye a los mestizos para el año 1635 revela la presencia de 645 personas españolas, 742 mestizos (hombres y mujeres) y 548 esclavos, negros y mulatos libres y gente de servicio. En 1644, cuenta con unos 900 personas españolas (Espinoza Soriano, 2002), pero ya en 1675 la cifra ha subido a 4 000 españoles sin los pasajeros y comerciantes (ASFL, registro 11: f.78v), para una población total de más de 10   000 personas en la villa (año 1667) (AGI, Escribanía de Cámara: 516 A).

15 Hasta 1626, el nombramiento del Corregidor estaba a cargo del virrey del Perú. A partir de esta fec (.) 16 Todavía falta un estudio sobre las relaciones que los españoles de Cajamarca tenían con la Audienci (.) 17 Véase la composición de tierras hecha a partir de 1631 por Pedro de Meneses, y luego cancelada por (.) 18 López de Caravantes, en 1630, indica que «hay más de ducientas y cinquenta estancias de ganados en (.)

10 En cuanto a los administradores, tales como alguaciles mayores, tenientes, escribanos y Corregidor, parece que la nominación del Corregidor por el Rey era un tipo de recompensa: por ejemplo, el Rey señala el Corregimiento de Cajamarca a don Antonio de Ontañeda, se dice que por haber sido un buen administrador 15,

  • A continuación, el Corregidor designaba a sus administradores.
  • Algunos podían haber venido con el mismo Corregidor o proceder del mismo lugar.
  • Pero estos administradores del corregimiento no podían comprar tierras en él.
  • La ley les prohibía totalmente negociar cualquier cosa con los indígenas.
  • Sin embargo, encontramos apellidos que tienen una recurrencia que nos indica que, aunque eran administradores, se quedaron en Cajamarca toda su vida 16,

Está claro que los españoles no cumplieron con la ley, y se afincaron comprando tierras, que trataron de legalizar 17, Pedro de Meneses, en la composición de tierras que hace en Cajamarca en 1644, revela que la presencia española tiene una fuerte importancia económica y que, de marcharse, se hundiría la economía del lugar 18,

A mi parecer, aquellos españoles llegaron a Cajamarca cuando la situación no estaba tan clara (entre los años 1625 y 1660), aprovechando el conflicto que oponía a los franciscanos de Cajamarca y al obispo de Trujillo sobre el hecho de ser ilícita su presencia por no tener cura de españoles.11 En efecto, para legalizar su presencia en este pueblo de indios, los españoles hicieron composiciones de tierras (1644), y para legitimarla, llegaron a edificar una parroquia de españoles, Santa Catalina.

La construcción definitiva de la iglesia empezó en 1682, al cabo de casi setenta años de lucha entre los franciscanos regulares de Cajamarca y el obispo de Trujillo.

19 El documento contiene también un memorial de los caciques de Cajamarca quienes explican los motivos (.) 20 El registro contiene varios memoriales y probanzas de los curas franciscanos de Cajamarca y Trujill (.) 21 El tiempo ha sido un componente muy importante del conflicto. Al mismo tiempo que solicitaban al Vi (.)

12 En 1616, el corregimiento de Cajamarca dejó de pertenecer al obispado de Lima y pasó bajo el control del obispo de Trujillo. Este se dio cuenta de que en Cajamarca había un número importante de españoles. El único cura que les atendía vivía en Condebamba, a catorce leguas de la villa.

  • Por lo tanto, la mayoría de los españoles de Cajamarca no recibían los sacramentos y asistían a las misas destinadas a los indígenas, en la mayor confusión.
  • Sin embargo, la idea de acoger a un cura de españoles no complacía a los franciscanos encargados de la doctrina de indios, y así se inició un conflicto de intereses entre los religiosos del convento franciscano de Cajamarca y el obispo de la ciudad de Trujillo.

Los franciscanos de Cajamarca, no querían compartir el poder que tenían y la introducción de otros curas significaba que perdían el privilegio de ser los únicos religiosos de Cajamarca, encargados de doctrinar a los feligreses indígenas. Es posible que temieran perder su estipendio.

  • El argumento principal aducido por los franciscanos de Cajamarca era que la presencia española tenía por consecuencia que los indios ya no tendrían tiempo de ir a misa porque estarían trabajando en las casas de españoles (AGI, Escribanía de Cámara, 516A) 19,
  • Sin embargo, el 23 de abril de 1623, el Rey otorgaba a los españoles la asistencia de un cura.

Pero era un cura sin parroquia. Para respetar la ley de separación entre españoles e indios, empezó a decir misa en el Hospital de los indios. La situación se volvió rápidamente insostenible y, de nuevo, pidieron la edificación de una parroquia propria.

En el año 1644, le fue recordado al corregidor de Cajamarca que no podía edificar parroquia de españoles. Sin embargo, a principios de los años sesenta, se reactivó la pelea judicial, hasta llegar al Consejo de Indias en 1668. Así que el siglo XVII presenció la construcción, el derribo y la reconstrucción de edificios dedicados a la parroquia de españoles (ASFL, Registro 11) 20,

Tres veces se echó abajo la edificación, con los consiguientes escándalos 21,13 Sin embargo, aunque los residentes españoles llegaron a tener una parroquia en 1682, y unos títulos jurídicos a lo largo del siglo XVII, o sea legitimar y legalizar su presencia, no lograron tener un cabildo.

  1. Era entonces el Corregidor, asistido por otros funcionarios, quien estaba encargado de la justicia para los no-indígenas.
  2. En cuanto a la justicia de los indios, la administaban sus caciques (Díaz Rementería, 1977) y el cabildo de indios.14 Según Vázquez de Espinosa (1969 ) el virreinato del Perú contaba con 173 ciudades y 57 villas.

La formación de las ciudades y villas americanas ha sido inspirada directamente por una concepción europea de la ciudad. Se trata de una «extensión transatlántica del urbanismo europeo» (Kubler, 1957). Parece entonces que, como en el campo del derecho, se dio una «recepción», y luego una transformación del modelo europeo: «Si la ciudad europea puede considerarse como centrípeta por atraer hacia sí las fuentes económicas de la región, la ciudad americana, por el contrario, funcionó más como fuerza centrífuga en la explotación de las inmediaciones» (Aguilera Rojas, 1994).

22 Christophe Alexander, in Aguilera Rojas (1994). Su artículo se titula «A City is not a tree», in Th (.)

15 Según el modelo europeo, la ciudad está tradicionalmente relacionada con el poder ( polis y civis ), y se opone al campo. Mundo urbano versus mundo del campo, civilización versus barbarie. La polis está también asociada a la idea de orden, y hasta cierto punto, puede identificarse con el Estado por ser su reproducción a un nivel más pequeño (Monnet, 1999).

Los estudios sobre la ciudad en América Latina nos permite darnos cuenta de la especificidad de las ciudades latinoamericanas 22, Casi todos empiezan por una reseña de los orígenes griegos y romanos de la ciudad ( civis, polis ), de las influencias del Renacimiento italiano, del desarrollo de un modelo de Ciudad ideal (Vayssière & Le Flem, 1978 ).

Evocan también la construcción sui generis de la ciudad en América Latina, salvo en el caso brasileño. Estos estudios destacan el papel de la ciudad como símbolo e instrumento de la Conquista (Musset, 2002). La construcción de una ciudad empieza siguiendo la pauta de la retícula ortogonal, y también de la cuadrícula cuando las cuadras tienen el mismo tamaño.

23 Toda la ciudad está articulada alrededor de la plaza central, según las ordenanzas de Felipe II de (.) 24 La plaza mayor medieval no siempre se ubicaba en el centro del poblado. En España, tuvo lugar en Va (.) 25 Existían otras cuatro parroquias en la villa de Cajamarca. En 1686, se señalan las parroquias de Sa (.) 26 Sin embargo, se debe precisar que en la documentación de la época, principalmente las compra-ventas (.)

16 Sin embargo, alrededor de la plaza mayor, ciertos solares urbanos están reservados para la iglesia parroquial, la casa del cabildo, la cárcel, u «otra utilización simbólica» 23, Esta plaza abierta es el rostro de la ciudad, su centro de conviviencia urbana (Bonet Correa, 1978: 82) 24,

  • Según Chevalier, la plaza mayor es el centro de una comunidad urbana, es la expresión material y concreta de una institución (Chevalier, 1978).
  • De las 38 ciudades y villas dibujadas por Guaman Poma, 37 están representadas por su plaza mayor.
  • Guaman Poma dibujó Cajamarca (fig.4) con su plaza mayor, y la representó con los símbolos esperados: la plaza central, el convento franciscano y el encuentro entre Atahuallpa y Pizarro, reelaborado bajo la forma propia de la sociabilidad colonial.

Sin embargo, no existe mapa de Cajamarca antes del que mandó realizar Martínez Compañón a fines del siglo XVIII. En esta representación (fig. 5), se notan los símbolos de la repartición del espacio urbano entre las casas del Cabildo y la del Cacique que se hallaban en la Plaza Mayor.

Además, la casa del Corregidor también estaba ubicada en la plaza mayor, según testimonios contenidos en un registro franciscano y en el relato de Vázquez de Espinosa. Así como la parroquia de San Antonio de Cajamarca, parroquia principal de indios 25, y Santa Catalina, parroquia de españoles, también se encontraban en la plaza a fines del siglo XVII, cada una en un lado, en una simetría manifiesta y sugerente 26,

Figura 4 – Ciudad de Cajamarca Huaman Poma de Ayala, 1936 : 1022 Figura 5 – Trujillo del Perú en el siglo XVIII (folio 88r) Baltazar Jaime Martinez, 1978 17 Resulta que el espacio urbano estaba compartido, y a diferencia de lo que describe Poloni-Simard para Cuenca, no parece haber existido un centro español y una periferia indígena, más bien una coexistencia de las residencias y casas de vivienda en el casco urbano.

  • San Antonio de Cajamarca, pueblo de origen prehispánico, luego reducción de indios, fue modelado, a lo largo del siglo XVII, como una villa hispanoamericana, por una presencia española que modificó el rostro del lugar.
  • Se puede imaginar fácilmente que en la villa, indígenas, caciques y españoles debieron compartir el espacio urbano, edificando cada uno sus casas en la traza de la villa.18 En este marco, quisiera destacar las relaciones de las autoridades indígenas locales con el poder español.

En efecto, en los pueblos de indios tales como Cajamarca, las autoridades indígenas son las que se encargaban del gobierno de los indígenas, o sea de los «asuntos de la república de indios». Por lo tanto, en esta villa hispano-indígena de facto, que atrae a un poblamiento plural ¿cómo se comparte el poder entre las autoridades indígenas y las autoridades españolas? 19 De forma escueta, se puede decir que la administración de la villa y del corregimiento se hacía por las autoridades indígenas, caciques y cabildo, conjuntamente con el poder colonial, y su representante, el Corregidor.

Parece que el poder colonial administraba a las poblaciones indígenas organizadas en pueblos toledanos o en parroquias dentro de la villa, mientras que los caciques las administraban según otro orden, que es orden propio, basado en los antiguos ayllus, pachacas y guarangas. A mi entender, existía entonces un orden indígena propio, revelado por la existencia de los caciques cajamarquinos.20 Se suele decir que los caciques de Guzmango han sido los antiguos señores de Cajamarca y que todavía bajo el dominio español, destaca la importancia de estos caciques que forman parte de la nobleza indígena de Cajamarca (Ramírez, 1998; 2002; Silva Santisteban, 1986).

Sin embargo, aparece en un análisis que Noack hizo a partir de la documentación notarial del siglo XVI, en particular del testamento de Melchior Carua Rayco, cacique de las Siete Guarangas, que los caciques de Guzmango habían hecho unas declaraciones contradictorias en las primeras visitas realizadas por los españoles (Noack, 2001).

  1. La hipótesis es que habían intentado crear un mundo, en ventaja suya, en este momento, y no solo describir la realidad como la conocían.
  2. Los españoles no trataron de rectificar esto, si es que se dieron cuenta de ello.
  3. A los curacas andinos, los españoles les llamaron caciques, palabra importada del Caribe, y los reconocieron como mediadores entre los indios y los colonos.

Por lo tanto, las relaciones de poder entre los españoles y los caciques en el siglo XVII pueden ser examinadas, tomando en cuenta los conflictos que surgieron entre los caciques de Cajamarca en el siglo anterior. Parece que los españoles aprovecharon estas tensiones entre unos y otros para gobernar la provincia de Cajamarca.21 A partir de algunos testamentos de caciques y de cobradores cajamarquinos, se pueden reconstruir las genealogías de sus familias en el siglo XVII.

  1. Aparecen dinastías caciquiles y tres tipos de caciques, que voy a tratar de presentar aquí.
  2. Primero, los descendientes de Felipe Carua Rayco, que son caciques principales, gobernadores de las Siete Guarangas, antiguamente señores de Cuismanco.
  3. Segundo, los caciques gobernadores del Corregimiento de Cajamarca, «por título de Su Magestad», descendientes de Cristóbal Xulca Poma y de Pedro Angas Napón.

Y en tercer lugar, vendrán los demás caciques cobradores, principales y mandones de las guarangas, ayllus y parcialidades de Cajamarca, quienes forman una red impresionante de cobradores. Éstos eran los responsables de la cobranza del tributo hasta el nivel de la pachaca,

  1. Los caciques designados por su antecesor eran confirmados por el poder español.
  2. Además, algunos del tercer tipo pueden haberse autodesignado, cuando afirman que cobran el tributo y que son descendientes de un Cacique.22 Cuando los españoles trataron de entender la genealogía de los Carua Rayco, los habitantes de la guaranga de Guzmango, en la cual dijeron tener sus antepasados, solo pudieron recordar a dos hermanos que fueron jefes de Guzmango (Guzmango Cápac) en el tiempo del Inca: Concacax y Cosa Tongo (Ramírez, 2002).

El hijo de Concacax, Chup Tongo había sido educado en el Cusco y fue el tutor del Inca Túpac Inca Yupanqui, el emperador que sometió Cajamarca, llamado entonces Reino de Guzmango, alrededor del año 1460. Después de haber servido al Inca y a su hijo, Guayna Cápac, Chup Tongo volvió a Guzmango.

27 Este Luis Carua Rayco murió en 1607 y no debe ser confundido con su nieto, Luis Carua Rayco, confir (.) 28 Magdalena Cabus Lachos, mujer legítima de Melchior Carua Rayco era hermana de Sebastián Nina Lingón (.)

23 Después de la muerte del Inc a, y cuando los españoles impusieron el orden colonial, Carua Rayco pasó a ser cacique de las Siete Guarangas, es decir el cacique de toda la provincia de Cajamarca (Espinosa Soriano, 1967). Fue bautizado, recibió el nombre de Felipe, y fue confirmado por el encomendero Melchor Verdugo en su título de señor y Cacique principal de Cajamarca en el año 1538.

  • Después de su muerte en 1543, el cacicazgo pasó a su hijo, Melchior.
  • Pero, por ser muchacho, fue dado por interín a Diego Zuplián y Pedro Angas Napón.
  • Sin embargo, cuando quiso recuperar el cacicazgo en 1560, por haber muerto Diego Zuplián, Melchior Carua Rayco fue despojado por Pedro Angas Napón.
  • A la muerte de Angas Napón alrededor de 1563, y por petición de los indios de Cajamarca, el recién llegado corregidor de Cajamarca don Pedro Juárez de Illánez, designó a Melchior Carua Rayco como «cacique principal de las Siete Guarangas de Cajamarca».

Sin embargo, la situación no quedaba clara porque, como lo subraya Ramírez (2002), cuando los indígenas se dieron cuenta de que los españoles no entendían nada de los usos de sucesión de los curacas andinos, trataron de socavar el poder de Melchior Carua Rayco.

  1. Don Cristóbal Xulca Poma y don Sancho Xulca Poma, dos primos, pretendieron tener derecho al cacicazgo.
  2. Cuando el visitador Doctor Gregorio González de Cuenca visitó la provincia de Cajamarca en 1567, decidió entonces nombrar como Cacique a don Antonio Chup Lingón, hijo del cacique Chup Tongo, muerto en 1532, para acabar con las numerosas y repentinas reinvidicaciones.

Pero, aunque todos los caciques de Cajamarca reconocieron a Chup Lingón como cacique principal de las Siete Guarangas, él no tardó en mostrar su incapacidad para gobernar. Entonces, el corregidor Diego de Salazar nombró a Pedro Malcaden, cacique de la guaranga de Malcaden, como cacique principal de las Siete Guarangas (Ramírez, 2002).

  1. Al morir este, en su testamento, devolvió el cacicazgo a Luis Carua Rayco 27, hijo de Melchior.
  2. Sin embargo, Sebastián Nina Lingón, hijo de Pedro Angas Napón y cuñado de Melchior Carua Rayco 28, reclamó para sí el cacicazgo a finales de los años 1570.24 Empezó entonces una lucha entre los herederos de Felipe Carua Rayco y los herederos de Angas Napón sobre el cacicazgo de las Siete Guarangas.

Al final, los descendientes de Chup Tongo llegaron a mantenerse en el cacicazgo principal de Cajamarca o Siete Guarangas durante todo el siglo XVII, y aún más adelante. La continuidad se aseguró en el siglo XVII por vía testamentaria y vía de designación, en el cacicazgo principal de Cajamarca desde Felipe Carua Rayco, primer Cacique cristiano, como lo muestra el cuadro siguiente:

Nombre del Cacique Fechas del cargo Tipo de legitimidad Nombre de su mujer
Felipe Carua Rayco 1538-1543 Designado por el encomendero Melchor Verdugo y descendiente del cacique Carua Tongo ?
Melchior Carua Rayco 1563-1567 Hijo del precedente. Confirmado por el Corregidor. Despojado por el Dr. González Cuenca Magdalena Cabus Lachos
Luis Carua Rayco ? -1607 Hijo del precedente. Designado por vía del testamento de Pedro Malcaden Ana Cossa Pissit
Felipe Carua Rayco 1607-1627 Hijo del precedente. Quedó hasta su muerte Clara Cabus Lachos
Luis Carua Rayco 1627-1636 Hijo del precedente. Quedó hasta su muerte pero fue confirmado por el Virrey sólo en 1635 Ana Cabus Lachos
Sebastián Carua Rayco 1636-1659 Tío del precedente. Confirmado por el Corregidor y el Virrey Fabiana Lachos
Melchior Carua Rayco 1661-1697 Hijo del precedente. Era menor de edad cuando su padre murió. Confirmado por el Corregidor Antonia Lobo
Luis Carua Rayco 1697 Hermano del precedente. Juana de Valdes

Fuente: testamentos de Melchior Carua Rayco (1565) in Ramírez (1998); Luis Carua Rayco (1607); Felipe Carua Rayco (1627); Luis Carua Rayco (1636). El testamento en virtud de poder de Sebastián Carua Rayco (1659); testamento de Melchior Carua Rayco II (1697) in ADC, protocolos notariales.

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29 En el documento del archivo de 1625 el juez comisionado, Antonio Pérez de las Marinas, se presenta (.)

25 Las funciones de los caciques principales de Cajamarca, según los testamentos de los Carua Rayco, consistían en tratar directamente con los indios del común. Tenían la capacidad de cobrar el tributo, apoyándose para ello en una red de cobradores, de recoger los hombres para la mita (servicio personal), de dar justicia a los indios mediante el amparo de las tierras.

  • Sin embargo, la contra parte la constituía la responsabilidad que les incumbía en el pago del tributo.
  • En 1625, el Corregidor había mandado encarcelar a Felipe Carua Rayco y a otros caciques principales y mandones porque no habían pagado el tributo.
  • Algunos testigos aseguraban que desde la cárcel era imposible acudir a la cobranza del tributo «por ser necesario hazer muchas diligencias con los yndios que los deuen y aun con ello se dificulta en muchas ocasiones pero estando fuera de la cárcel les apremiarán y podrán hazer las dichas diligencias con ellos con más facilidad que estando presos» (AGN, Derecho indígena, L.6, c.78).

Por lo visto, solo los caciques, respetados y temidos por sus indios, podían llevar a cabo esta tarea. El problema revelado por este documento de 1625 y confirmado por otro de 1664 es que la cobranza del tributo nunca fue tarea fácil. Los caciques y mandones de pachacas, o ayllus, no alcanzaban a pagar un tributo que siempre decían ser demasiado elevado.

  • Huían a las montañas, y gracias a la complicidad de los alcaldes de los pueblos, no les podía encontrar fácilmente (AGN, Derecho indígena, L.6, c.78) 29,26 En el documento de 1664, el cacique Melchior Carua Rayco, bisnieto de Felipe, está también en prisión por no haber pagado.
  • De nuevo, afirma que son necesarios mucha digilencia y mucho tiempo para la cobranza.

Subraya además el hecho de que más de 600 indios se ausentaron de la villa de Cajamarca, y que los cobradores le seguían debiendo plata. No obstante estas consideraciones prácticas, el Corregidor, como en 1625, sancionó a Melchior Carua Rayco, el cacique principal de las Siete Guarangas.27 Por lo tanto, el límite al poder de los Carua Rayco parece haber sido la presencia, a partir del siglo XVII, de un nombrado «Cacique gobernador de Cajamarca» designado por el Corregidor con el objetivo de cobrar el tributo, por el fracaso en este cometido del Cacique principal.

Éste debía entregar al Cacique Gobernador la paga de los tributos. Este caso revela la relación triangular entre estos dos caciques y el Corregidor, porque es este último quien está encargado de la «superintendencia universal» de su Corregimiento (AGI, Lima 171: f.18). Tiene entonces que designar a alguien competente para cobrar el tributo.

Sin embargo, la elección que hicieron los corregidores para designar a los caciques gobernadores no es debida al azar, o únicamente a la competencia notoria de algunos personajes, sino también a su relación compleja y antigua con los Carua Rayco.

30 Díaz Rementería (1977: 429: «la expresión ” cacique gobernador ” nace a consecuencia de la titularida (.)

28 El Gobernador era un Cacique por interín que actuaba como Cacique durante la ausencia, la minoría de edad o la enfermedad de un Cacique principal 30, Podía ser nombrado por el Corregidor. El papel del poder colonial de los españoles no se limitaba a la validación formal de la elección de los caciques según sus competencias.

En efecto, escogieron como caciques gobernadores a los enemigos históricos de los Carua Rayco, aquellos descendientes de Cristóbal Xulca Poma quien había apoyado a Chup Lingón cuando despojó a Carua Rayco en el año 1567. A principios del siglo XVII, un descendiente de Cristóbal Xulca Poma, Carlos Xulca Poma, casado con María Chup Lachos fue Cacique Gobernador de la provincia de Cajamarca.

No era Cacique principal, sino más bien Cacique Gobernador, «por Su Magestad», según su testamento. Aunque no sabemos desde cuánto tiempo era Cacique Gobernador, dictó su testamento en 1630. No tuvo hijos, así que no instituyó ningún heredero. Sin embargo, su cuñado, Gabriel Asto Quipan, le sucedió en el cargo. Elaboración Aude Argouse

31 El corregidor don Antonio de Quintanilla, bien informado de los riesgos marítimos en las costas del (.)

29 Juan Baptista Asto Quipan parece haber vivido mucho tiempo, por ser ya tutor de Melchior Carua Rayco a fines de los años 1650, hasta fines de los años 1690, lo que representa unos cuarenta años de poder en el corregimiento de Cajamarca. Además Juan Bautista Asto Quipan, quien logró ostentar el título militar español de maestre de campo 31, era hombre duro y litigioso.

Nombre del Gobernador Fechas del cargo* Lazo de parentesco Título Nombre de su mujer
Carlos Xulca Poma ? – 1630 Cacique gobernador de las Siete guarangas María Chup Lachos
Gabriel Asto Quipan 1630-1657 Cuñado del precedente (hermano de María Chup Lachos) Cacique gobernador de las Siete Guarangas
Francisco Gabriel Asto Quipan ? – 1699 Hijo del precedente
Juan Baptista Asto Quipan 1659-1701 Hermano del precedente Cacique de Ñalep; Cacique gobernador de las Siete Guarangas; tutor de Melchior Carua Rayco a la muerte de su padre en 1659; encargado de la cobranza del título por el Corregidor en 1664; tiene el título de maestre de campo María de Llanos

Fuentes: testamento de Carlos Xulca Poma (1630); testamento de María Chup Lachos (1635), in ADC, protocolos notariales. * fechas según las de los testamentos en el ADC.

32 Para las herencias sobre cacicazgos, véase Lavallé, 2004. 33 Porque era la casa que lindaba en la plaza de armas con la casa del Corregidor, y que llaman «casa (.)

30 Aunque Fabiana Lachos, mujer de Sebastián Carua Rayco y madre de Melchior Carua Rayco, era hija de su hermano Francisco Gabriel Asto Quipan, Juan Baptista Asto Quipan intentó por lo menos dos veces quitarle el título de Cacique a Melchior Carua Rayco, así como su casa de Cacique en Cajamarca 32,

Una primera vez en 1661, alegando que Sebastián Carua Rayco, padre de Melchior, no había podido pagar unas deudas tributarias, Asto Quipan puso en adjudicación la casa de vivienda de Melchior Carua Rayco (ADC, serie Corregimiento, testimonios s/f.). Este último cuestionó el precio (300 pesos), demasiado bajo (dijo que valía 1 000 pesos), negando el hecho de que una deuda tributaria de su padre pudiera ser cobrada de los bienes heredados por el hijo cuando este tenía la posibilidad de pagar la deuda con sus propios bienes muebles.

Las alegaciones de Carua Rayco permiten en este caso ver la obsesión de Asto Quipan por hacerse con la casa de caciques, símbolo de la implantación de los Carua Rayco en el centro de la villa y de la memoria de los cajamarquinos y, sin lugar a duda, un elemento de máximo prestigio y de legitimación del poder étnico por recordar el dominio de los incas 33,

Un dibujo de la serie de Martínez Compañón da fe de que dicha casa, con sus fuertes muros incaicos, seguía siendo la morada del cacique de las Siete Guarangas por el año de 1785.31 Pero, a principios de 1664, el corregidor don Antonio de Quintanilla nombró a Juan Baptista Asto Quipan cobrador del tributo de las Siete Guarangas para los tercios de san Juan de 1664, en lugar de Melchior Carua Rayco que fracasó en su tarea y que quedaba deudor de los tercios anteriores.

A este último, le había puesto en la cárcel unos semanas antes «en el cepo con un par de grillos», de donde obviamente no podía proceder a la recogida de los tributos. Denunció estas condiciones afrentosas, «como si fuera indio particular siendo Cacique principal que es de los más nobles deste reyno» (f.6).32 Según los argumentos esgrimidos por Melchior Carua Rayco en este litigio, Asto Quipan no quiso saber nada de la paga de los tributos, la única cosa que parecía interesarle era que Carua Rayco fuese despojado de su cargo de cacique de las Siete Guarangas, y que él fuese nombrado Gobernador para entonces quedarse como cacique de las Siete Guarangas.

  • Además, alegaba Carua Rayco que los indios de Cajamarca eran hombres de buen crédito y que el hecho de nombrar a su enemigo como cobrador le iba a discreditar totalmente.
  • De esta forma, al repartir la cobranza de los tercios entre Melchior Carua Rayco y Juan Baptista Asto Quipan, el Corregidor limitaba los poderes respectivos de los dos caciques enemistados.

El corregidor Antonio de Quintanilla explicó que Juan Baptista Asto Quipan era persona «de conocida y notoria satisfacción y sin duda alguna la más a propósito se pudiera allar para dicho ministerio encargarsele sin atender la enemistad que refiere» (AGI, Lima 171: f.24).

34 Francisco Gabriel Asto Quipan era hermano mayor de Juan Baptista Asto Quipan. En 1664, es un ancian (.)

33 Sin embargo, puede haber sido una estrategia secular del poder colonial para neutralizar a estos caciques, sin interferir más, por lo menos en aparencia, en los asuntos de los demás. En efecto, hubiera sido posible nombrar a Francisco Gabriel Asto Quipan, hermano de Juan Baptista Asto Quipan y abuelo de Melchior Carua Rayco, el cual tenía buena relación con su nieto 34,

35 El antiguo corregidor de Cajamarca, Martín de la Riva Herrera, recomienda a Juan Baptista Asto Quip (.)

34 Ninguno de los dos era ya el jefe absoluto pero cada uno tenía autoridad y conservaba un acceso privilegiado a la fuerza de trabajo que eran los indios del común 35, Pero eso no hubiera sido posible sin la red de caciques cobradores constituida por el tercer tipo de caciques.35 Cada pueblo tenía sus cobradores, nombrados por el cacique principal de las Siete Guarangas (AGI, Lima 171).

  • Se trataba en realidad de una carga más que de un cargo: el papel de cobrador de tributos de indios implicaba riesgos porque la carga del ingreso de la tasa pesaba sobre los caciques, sus patrimonios y sus personas.
  • Las amenazas que implicaba, en particular el embargo de los bienes o la cárcel, hacían que el riesgo de esta responsabilidad radicaba en el tributo mismo, y tuvieron los cobradores que adaptarse a las nuevas concepciones y valores españoles para mantener algo de poder.

La figura tradicional del Cacique por lo tanto evolucionó a lo largo de los siglos XVII y XVIII, y algunos de ellos se transformaron ante todo en recaudadores de tributo (O’Phelan Godoy,1997; Pease, 1992), formando una impresionante red de cobradores.

En efecto, muchos de los caciques, a la hora de dictar sus testamentos, estaban adeudados con su Cacique superior o con el Cacique Gobernador principal, por los tributos de los años anteriores, y dieron una lista completa de los nombres de sus cobradores para «descargo de su conciencia».36 Siempre habían sido considerados responsables por los retrasos, la falta de numerario, etc Varias veces habían sido encarcelados porque «sus indios» no pagaban o no podían pagar los tributos, como occurrió en 1625, cuando el corregidor Juan de Guzmán mandó encarcelar a diez caciques de Cajamarca, entre estos a Felipe Carua Rayco (AGN, Derecho indígena, L.6, c.78), o también en 1664.37 El cobrador era responsable de la suma de plata que le tocaba cobrar.

Cuando no podía pagar el tributo, tenía que pedir al Cacique superior un préstamo. Se volvía deudor de éste, quien a su vez era deudor del siguiente. La red de cobradores se parece a una red de deudas. Cada uno, según sus relaciones, trataba de encontrar el dinero para pagar el tributo debido por los indígenas.

Los indios urbanos tuvieron entonces la posibilidad de entrar en esta red, como prestamistas de dinero a los caciques principales de las pachacas y guarangas que vivían en la villa de Cajamarca o en los pueblos de las Siete Guarangas.38 En 1672, Diego Asto Lingón, Cacique cobrador de la pachaca de Guzmango del pueblo de San Pablo, declaró (ADC, Protocolos notariales, L.101: f.750) que estaba a su cargo la cobranza de tributos desde hacía 22 años según la numeración de indios que le había entregado el Gobernador.

Los recibos en su poder daban fe de lo que había cobrado y enterado hasta la fecha al Gobernador. Sin embargo, confesó no haber conseguido cobrar el tributo en su totalidad: le faltaban 383 pesos y 3 reales. Reconoció haber suscrito una escritura de endeudamiento con Juan Baptista Asto y declaró también que dejó nombrados los indios que le seguían debiendo sus tributos.

Añadió que lo que se podía cobrar todavía se reintegrase al Gobernador y que éste mandara cobrar el resto, «sin que se me quede a ser cargo ni cobrar de mis hijos ni bienes». No sé exactamente qué valor tiene esta precaución testamentaria en la que Diego Asto Lingón pide expresamente que sus hijos y sus bienes no sean deudores del Gobernador, pero revela que los cobradores trataban de salir del círculo infernal de las deudas.

Esta solicitud reinvidica un punto interesante: el que la obligación de los herederos en la paga del tributo debido por su padre se limitara a los bienes dejados por el padre y que no pueda cargarse sobre los bienes propios del hijo.

36 Este hecho lo señala Díaz Rementería (1977: 44): «El cobrador de tributos podría ser cualquier indí (.)

39 En definitiva, emerge una cadena de responsabilidades que van del Corregidor al cobrador, pasando por los caciques principales, y a veces y por intrusión del Corregidor, por los gobernadores-cobradores. Sin embargo, tengo la intuición de que unos, para pretender al cacicazgo, empezaron a cobrar el tributo o llegaron a ser nombrados cobradores, así como lo hizo Juan Baptista Asto Quipan a su nivel de gobernador de las Siete Guarangas.

  1. En efecto, ya que los caciques no debían cumplir con las obligaciones personales (Recopilación de Leyes de Indias, Ley XVIII, Título V, Libro VI ), algunos primos o sobrinos de caciques trataron de beneficiarse de la exención (Díaz Rementería, 1977) 36,
  2. Y, al final del siglo XVII, varios caciques, principales y mandones eran denunciados en una provisión del Virrey fechada del 31 octubre de 1694: en los repartimientos de Cajamarca, había muchos indígenas, que por decir ser hijos y parientes de caciques no pagaban tasa, ni cumplían el servicio personal.

Las tasas cargaban sobre indios pobres que «habian de ser pobres en pesso de ello». El Virrey mandó que solo los hijos mayores de los caciques y mandones sean excusados de las obligaciones personales. Solo ellos pueden suceder con derecho en el cacicazgo de su padre y su casa.

Son caciques, lo recuerda el Virrey, «por sucesión y derecho de sangre desde la gentilidad de ellos», y deben gozar del privilegio de exención de la nobleza. Tengo el ejemplo de Juan Lulimosa, sobrino del cacique de Guzmango Francisco Asto Pilco (1694). Intentó beneficiarse de este privilegio, por no tener hijo el Cacique.

Juan Lulimosa trató de probar que era descendiente de Pedro Angas Napón y suplicó que se le diera la posesión del cacicazgo por ser hijo, nieto y descendiente de Cacique. Así, para estos caciques de tercer tipo, la fama de Cacique era imprescindible: uno debía haber cobrado el tributo a la vista de todos, y ser notable descendiente, además de hijo mayor, de caciques conocidos como tales por los españoles.

37 Glave (1998) recuerda que solo el virrey Francisco de Toledo hab ía viajado fuera de Los Reyes.

41 La administración española, burocrática y compleja, tenía dificultades frecuentes para tomar en consideración lo que hoy en día llamaríamos la «realidad del terreno» 37, Los gobiernos locales, es decir el Corregidor y los alcaldes no eran una proyección, al nivel local, del poder real.

Al contrario, eran entidades autónomas que tenían la capacidad de negociar su funcionamiento entre sí y con la Corona. En un asentamiento como Cajamarca, un pueblo de indios tranformado en villa, se sentaban muchas personas a la mesa de negociaciones: cabildo de indios, caciques, y Corregidor, es decir las distintas autoridades indígenas locales y el poder español.

Las dinámicas que resultan de estas tensiones nos llevan a tomar en consideración cada entidad y sus motivaciones propias. En Cajamarca, el Corregidor usaba una estrategia clásica, la de la división, para neutralizar a los caciques nobles, dejándoles un acceso a la red de cobradores, que constituía una piedra angular del sistema colonial económico de la provincia de Cajamarca.

¿Qué es un cacique en Venezuela?

Cacique es el término con el que se designó a los jefes locales de las comunidades taínas de las Antillas.

¿Quién es el dueño de cacique?

Cacique es actualmente propiedad de la empresa de licores Diageo, quien la distribuye en Venezuela, España, Chile, Ecuador, México e Italia.

¿Cómo se llamaba el cacique antes?

Caciques, Carachacapacha, Función principal: Hacer traer lea, regir los pueblos, capitanes en las guerras. Categoría general: Seores y principales. Caractersticas generales Los caciques o caracha capacha eran los gobernantes que el cazonci pona en cada uno de los pueblos del reino y, como tales, ocupaban uno de los niveles ms altos de la pirmide social.

Sus principales obligaciones eran la de acudir a la guerra, como capitanes de la gente de sus pueblos, hacer que la gente llevara lea para los templos y evitar que la gente se fuera de los pueblos. En principio el cargo era vitalicio aunque el cazonci poda destituir a los caciques que no eran aptos. Los caciques compartan muchos de los atributos del cazonci.

Como l, estaban rodeados de una pequea corte formada sobre todo por sus “viejos”, quienes les servan de consejeros. Los caciques, adems, tenan un teniente o gobernador que se haca cargo del gobierno cuando l no se encontraba en su pueblo (lo que, al parecer, era la regla), y probablemente los ocanbecha, quienes lo acompaaban a la guerra y estaban a cargo de la gente que habitaba en cada uno de los barrios del pueblo, tambin ocupaban un lugar especial en el gobierno.

  • Posiblemente los caciques tambin tenan uno o varios alfrez al mando de los escuadrones que iban a la guerra.
  • Uno de los privilegios inherentes a su cargo consista en recibir mujeres, las cuales eran, en primer lugar, mujeres del dios Curicaueri a quien deban hacer ofrendas de mantas y comida.
  • Probablemente los caciques reciban del cazonci una parte del dios Curicaueri, una navaja que ponan a su lado: “Y harn mantas a Curicaueri para que se abrigue -deca un viejo a la gente cuando nombraban al nuevo cacique- y despus harn para el cacique, para que se ponga y retenga el fro a Curicaberi, puesto a su lado” (f.23 v).

Las insignias que caracterizaban a los caciques eran, en general, las comunes a los individuos de ms alta jerarqua social: el bezote, las orejeras, las guirnaldas y plumajes para la cabeza (rojos, a diferencia de los del cazonci que eran verdes), los collares, en particular los de huesos de pescado pero tambin de turquesas, los brazaletes, etc.; algunas de las cuales le eran entregadas por el cazonci en su nombramiento y otras, al parecer, las obtenan por su desempeo en la guerra.

Especialmente al final del documento, en la narracin de la conquista espaola, el trmino cacique se usa siempre en combinacin con el de seores, sin que sea posible establecer las diferencias entre ambas categoras. Tambin al principio de la segunda parte el autor de la Relacin dice que antes de la formacin de un solo reino cada pueblo tena “su cacique con su gente y sus dioses por s”, refirindose sin duda a los que despus llamar seores.

Origen La costumbre de poner caciques en los pueblos, segn se cuenta en la segunda parte de la Relacin, haba sido instituida por Hiripan, Tangaxoan e Hiquingaje durante la poca de las conquistas y fue una de las acciones mediante las cuales se form un solo reino.

  1. Tras el caos causado por las constantes guerras de conquista, Hiripan, Tangaxoan e Hiquingaje decidieron poner “cabezas” en los pueblos para evitar que la gente huyera y para que hubiera quin los rigiera.
  2. Los primeros caciques fueron los lderes chichimecas e isleos que, aliados con Hiripan, Tangaxoan e Hiquingaje, colaboraron en las empresas de conquista.

De algunos de ellos se registran sus nombres; por ejemplo Zapiuatamezangueta fue cacique de Paracho, Cupauaxanzi de la Huacana, Chapata y Atiache hucauati de Chupingo parapeo. La velocidad con la que se realizaron las conquistas hizo necesario que en algunos pueblos se pusieran mujeres como caciques.

Eleccin de un nuevo cacique Probablemente ya desde entonces el cargo se mantuvo entre los miembros de ciertas familias por la costumbre de nombrar, tras la muerte de un cacique, a alguno de sus parientes como sucesor. Para cuando llegaron los espaoles la ceremonia de nombramiento de un nuevo cacique se desarrollaba en dos partes.

Primero, los parientes del cacique muerto lo hacan saber al cazonci a quien devolvan las insignias del difunto (bezote de oro, orejeras, brazaletes y collares de turquesas) y le presentaban 5 o 6 parientes (hijos, sobrinos, hermanos u otros) para que eligiera al sucesor.

  • El cazonci “encomendaba aquel oficio al ms discreto -dice el fraile-, el que tiene ms tristezas consigo, segn su manera de decir, que es el ms experimentado y el que era ms obidiente” (f.22).
  • El nombramiento finalizaba con la entrega de las insignias de seor al cacique electo y el establecimiento de sus obligaciones, fundamentalmente la de hacer llevar lea para los templos y la de evitar que la gente se fuera de los pueblos.

Antes de partir, el sacerdote mayor o el gobernador del cazonci haca ciertas amonestaciones de carcter moral al cacique electo, recomendndole sobre todo que no tomara las mujeres de su antecesor y que se concentrara ms bien en las actividades blicas.

La segunda parte de la ceremonia tena lugar en el pueblo que regira el cacique. ste llegaba acompaado por uno de los sacerdotes llamados curitiecha quien se encargaba de “meterlo” en el seoro. Frente a la gente reunida del pueblo, el sacerdote presentaba al nuevo cacique pidiendo que le obedecieran, que hicieran las sementeras, que fueran a las guerras, que no fueran perezosos y que no se mudaran de lugar, recordndoles que el cacique se quejara al cazonci, quien los matara si no cumplan con sus obligaciones.

Por otra parte, recomendaba al nuevo cacique que fuera obediente y que no tratara mal a la gente; y a los principales (a los ocanbecha?) peda que no se apartaran del cacique. Despus el cacique se diriga a la gente pidiendo su ayuda para las guerra y para hacer las sementeras.

Finalmente un “viejo antiguo” que estaba en lugar del cacique hablaba a la gente, a los principales y al cacique estableciendo sus respectivas obligaciones; y haciendo que le dieran mujeres. La ceremonia terminaba con un convite general, despus del cual el cacique nuevo entraba a la casa de los papas en donde oraba durante cuatro das y cuatro noches y, acto seguido, iba por lea para los templos.

Slo entonces despeda al curitiecha dndole mantas, jcaras y guirnaldas de hilo. ste volva a la ciudad y le deca al petamuti cmo haba introducido al nuevo cacique en su pueblo quien, a su vez, lo haca saber al cazonci. Funciones La principal funcin de los caciques era la de ir a la guerra como capitanes de su gente cuando el cazonci lo mandaba.

  • Y como toda accin blica iniciaba con la recoleccin ritual de lea para los templos, los caciques eran tambin los encargados de hacer que esta labor se cumpliera.
  • Pero adems estaban obligados a hacer las sementeras del cazonci (cuyos productos tambin servan para sostener las guerra) y deban dar de comer (y probablemente dar mantas y otros objetos) a los mensajeros que el cazonci enviara a su pueblo.

Deban, asimismo, tratar bien a su gente para evitar que se fuera a otro lado, y darles buen ejemplo, velando y haciendo sus oraciones, trabajando y siendo obedientes. Probablemente los caciques tambin hacan justicia o, por lo menos, podan remitir al cazonci a los delincuentes (por ejemplo a los adlteros y a los hechiceros) y a los desobedientes (por ejemplo a los ocanbecha que no llevaran correctamente la cuenta de la gente a su cargo) y, en general, quejarse si entre la gente se presentaba algn conflicto (si eran de distintos “pareceres”); pero tambin l poda ser acusado por la gente (o por sus viejos) si no cumpla con sus obligaciones.

De hecho, el razonamiento que el petamuti haca al final de la fiesta Equata consquaro, pareca estar dirigido especialmente a los caciques, a quienes llamaba ingratos por no cumplir con los deberes prometidos al cazonci y a quienes comparaba con Hiripan, Tangaxoan e Hiquingaje, haciendo notar la pobreza de stos en contraposicin con los lujos y la buena vida adquiridos por los caciques.

Es interesante la mencin de los pellejos que vestan los caciques, probablemente una indicacin de su papel en las ceremonias y sacrificios humanos y de su posible categora sacerdotal. Relaciones sociales y de poder Los caciques tenan mucho poder y, al mismo tiempo, una gran responsabilidad.

  • Por una parte, estaban ligados a la esfera ms alta del gobierno, pasaban gran parte del tiempo al lado del cazonci y quizs fungan a veces como sus consejeros.
  • Cuando llegaron los espaoles, los caciques junto con otros seores cubrieron el vaco de poder dejado por la huida de Zinzicha y, de hecho, fueron ellos quienes se rindieron ante Olid.

Posteriormente, el cazonci pidi a algunos de ellos oro y plata para satisfacer las demandas de Nuo de Guzmn y, temeroso de que no lo quisieran dar, tuvo que recordarles que ese oro era suyo; lo cual indica la debilidad del vnculo de sujecin entre los caciques y el cazonci o, por lo menos, el grado de fragilidad al que haba llegado bajo el dominio espaol.

Cuando el cazonci enfermaba, los caciques deban visitarlo en su casa, y de no hacerlo eran considerados traidores. Si el cazonci mora, los caciques participaban activamente en su entierro y luego formaban parte del “acuerdo” mediante el cual se elega un nuevo cazonci, lo que les daba cierto poder para destituirlo si no actuaba correctamente.

Un poder muy restringido, sin embargo, por el vnculo de sujecin que entablaban con el cazonci. ste se estableca, como hemos visto, cuando era nombrado un nuevo cacique; se renovaba durante la ceremonia de “alzamiento” de un nuevo cazonci en la cual los caciques aceptaban obedecerlo y hacer los que les “mandare”; y finalmente se reafirmaba con la entrega de regalos al cazonci.

  • Algunas veces, el cazonci estableca relaciones de parentesco con los caciques, casndolos con alguna de sus hijas o mujeres; pero tambin los caciques deban entregar mujeres al cazonci.
  • Los caciques eran, adems, los intermediarios entre la gente de sus pueblos y el cazonci; y sobre ellos recaa el castigo (la muerte) si la gente a su cargo no cumpla con sus respectivas obligaciones.

El poder para lograr que la gente cumpliera con dichas obligaciones estaba legitimado por los antecedentes histricos del cargo: “Mir que no fue agora fingido este oficio de caciques -deca a la gente el curitiecha que lo introduca a su pueblo- mas esto ordenaron y mandaron ans los seores leadores que traan mucha lea para los qes, Hirepan y Tangxoan, ellos lo empezaron, ninguno lo fingi que fuesen caciques en esta casa de los seores, en el tiempo pasado” (f.22 v); pero tambin por sus cualidades personales (ser obediente, trabajador, experimentado, etc.) de las cuales dependa, en gran medida, la difcil posibilidad de acceder al cargo.

Adems, en la ceremonia de introduccin de un nuevo cacique se estableca un pacto mediante el cual l se comprometa a regir el pueblo y tratar bien a la gente, y sta a su vez prometa obedecerlo y ayudarlo (ir a la guerra, hacer las sementeras y probablemente dar los tributos). Entierro del cacique Aunque en la Relacin no se describe la manera en que enterraban a los caciques, se puede extender a ellos la descripcin del entierro de los seores contenida en el captulo 7 de la tercera parte del documento.

stos eran enterrados de manera similar a como era enterrado el cazonci aunque sin tanta pompa. Al parecer el cuerpo era primero decapitado (en la lmina 10, sin embargo, el cuerpo completo del cacique muerto es cremado) y la cabeza se envolva en mantas.

  1. El bulto as formado se ataviaba con las insignias del seor: sus arcos y flechas, su guirnalda de cuero y sus plumajes rojos.
  2. A la media noche, al taido de las trompetas y caracoles, el bulto se pona enfrente de los templos, cerca de los fogones, con muchas ofrendas de “pan y vino”.
  3. Luego lo quemaban, metan las cenizas en una olla con su arco y sus flechas, y la enterraban.

La muerte de un seor no slo entristeca a sus mujeres quienes al enterarse “mesbanse y daban gritos”, sino tambin a sus parientes y al mismo cazonci. ste mandaba dar mantas a la mujer del difunto y, probablemente sus parientes, le recomendaban permanecer viuda y no dar que hablar por su mal comportamiento.

  1. Representaciones Los caciques estn representados en varias lminas de la Relacin.
  2. En la 19 los vemos presenciando la ejecucin de los delincuentes juzgados por el petamuti en la fiesta Equata consquaro, algunos de ellos sentados en bancos, con su bezote y sus guirnaldas, algunas de hilo, otras de “trbol”, el cabello trenzado sobre la espalda, vestidos con largas tnicas a cuadros y, lo que nunca se menciona en el texto, fumando pipas.

La lmina 10 representa la ceremonia de nombramiento de un nuevo cacique. En la esquina inferior derecha de la lmina est representada la cremacin del cacique muerto con su plumaje verde, una imagen parecida a la de la cremacin del cazonci en la lmina 13.

La imagen de la esquina inferior izquierda es probablemente la representacin de los candidatos que los parientes del difunto presentan al cazonci, quien, en la esquina superior izquierda, aparece entregndole las insignias de seor (orejeras y bezotes) al cacique electo. Todos los individuos representados en esta seccin de la lmina tienen guirnaldas de hilo, trenzados rojos en el cabello y tnicas largas del mismo color.

Dos de ellos, sin embargo, no tienen bezotes y no todos estn sentados en bancos. Por otra parte, el cazonci es el nico que tiene ctaras (sandalias). Probablemente las diferencias indican quin es quien, pero el parecido de todos los individuos hace difcil su identificacin.

  • En la esquina superior derecha, un curitiecha presenta al nuevo cacique ante la gente que ste tendr a cargo, quien, rodeado por la gente, aparece sentado en un banquillo.
  • En la lmina 15, los caciques escuchan al petamuti durante la ceremonia de “coronacin” del nuevo cazonci, en una actitud similar a la de la lmina 41 en donde se representa al petamuti haciendo el razonamiento final de la fiesta Equata consquaro.

En la primera, el petamuti est demandando su obediencia, en la segunda les est reclamando su ingratitud. En la esquina inferior derecha de la lmina 15, los caciques ofrecen sus regalos al cazonci nuevo (venados, arcos y flechas, petates, frutas, etc.).

  • En la lmina 6 los caciques aparecen en su papel de capitanes atendiendo la arenga del capitn general.
  • Las rodelas, los arcos y flechas, las porras, los plumajes en la cabeza y los bezotes indican su carcter militar.
  • De manera menos explcita estn representados tambin en la lmina 13, rodeando la casa del cazonci enfermo, y en la 14, decidiendo quin ser el prximo cazonci.

A diferencia de otros personajes, como el cazonci o el petamuti, los caciques estn representados de manera menos homognea. En general se les distingue por el bezote, la guirnalda y el trenzado y, a veces, por el banquillo en donde estn sentados. Llama la atencin, adems, que siempre aparecen en actitud de sumisin oyendo a alguno de los representantes del cazonci (al petamuti, al capitn general), excepto en la lmina 19 donde ms bien parecen ser coparticipes de la justicia que hace el petamuti.

¿Cuáles fueron los caciques que se enfrentaron a los españoles?

En Centroamérica diversos caciques se opusieron a los españoles a partir del asentamiento de las huestes de Balboa y, posteriormente, de Pedrarias. De esta resistencia, simbolizada en las figuras de los caciques Pacra, Careta, Cemaco o Comogre, no quedaron mayores vestigios que estos nombres.

¿Cómo se dice en inglés cacique?

Jerónimo fue unos de los grandes caciques indios. Jeronimo was one of the biggest Indian chiefs (or: caciques).

¿Cómo se llama la hija del cacique?

¿Quién es Liliana Díaz, la hermosa hija de Diomedes?

En las últimas horas, la mujer que hace parte de los 28 hijos reconocidos que dejó ‘El Cacique de la Junta’, ha dado de qué hablar por sus fotografías en Instagram en donde tiene más de 300 mil seguidores.Aunque Betsy Liliana no es uno de los herederos más famosos que dejó el artista vallenato, quien falleció el 22 de diciembre del 2013, la joven se ha ganado la admiración de los fanáticos del intérprete vallenato por su sencillez y belleza, además de mantener siempre el legado de su padre a través de imágenes publicadas en sus redes sociales.La Comunicadora Social y Periodista nació en la ciudad de Barranquilla en el año 1997 producto de la relación que Diomedes Díaz sostuvo con su madre, quien lleva el mismo nombre y es una de las parejas más reconocidas del cantante, pues muchos aseguran que la “adorada doctora”, como la llamaba ‘El Cacique’, fue el verdadero amor de su vida.Ambos se conocieron en el año 1994 y sostuvieron una larga relación amorosa que, además de su hija, dejó a Luis Mariano y Moisés como hijos del polémico personaje quien durante esos años vivió duros momentos de su vida por el caso de la muerte de Doris Adriana Niño y por la enfermedad que sufrió llamada Guillain-Barré.A pesar de los problemas, la doctora de profesión siempre acompañó al hombre hasta que solucionó todos estos inconvenientes e incluso se hizo cargo de las finanzas del artista que por esa época no eran las mejores a pesar de su fama.Por esta razón, Diomedes Díaz le dedicó varias canciones a este gran amor como ‘La Doctora’, ‘Mujer del alma’ y ‘Siempre serás mi novia’. Hoy en día, Betsy Liliana, la hija de Diomedes, no solo llama la atención por su relación con la familia Díaz, ya que su belleza se ha robado la atención de muchas personas en redes sociales por estas sugestivas imágenes.Además, la joven de 22 años de edad no olvida a su padre por lo que publica imágenes en donde el parecido con la leyenda del vallenato en Colombia es muy notable.

: ¿Quién es Liliana Díaz, la hermosa hija de Diomedes?

¿Cuáles son las tres funciones del cacique?

Contexto histórico-social del cacicazgo – Parece conveniente dar algunos pormenores de lo que fue el cacicazgo. De acuerdo con algunos autores, antes de la conquista éste era “.hereditario, y pasaba de padres a hijos por orden de primogenitura y a falta de varón a la hija mayor, siempre que casara o estuviera casada con persona de igual categoría o nobleza” (Pastor, 1987, pág.77).

  • Al tiempo que los españoles conquistaban la gran Tenochtitlan, la sociedad nahua estaba constituida por dos estamentos sociales: la nobleza, o pillis, y el común del pueblo, o macehuales,
  • La primera se había constituido por medio de funciones heredadas y de matrimonios de las hijas de los señores de los calpullis.
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Por su parte, los sacerdotes, a la llegada de los españoles, formaban un estamento políticamente muy poderoso y de carácter muy cerrado. Las diferencias entre los dos estamentos sociales indígenas eran profundas y definitivas. Todo, en suma –nacimiento, educación, oficios, honores y hasta vestimenta– dividía perfectamente a estos dos sectores (Gibson, 1977; Broda, 1986; García, 2001; Pastor, 1987).

  1. Cuando una niña nacía, ya tenía determinado su ambiente social.
  2. Generalmente, si era de la nobleza, la partera le daba la bienvenida con algunos rituales como el baño y el corte del cordón umbilical.
  3. Posteriormente, como lo vemos en fuentes como el Códice Mendocino, empezaba su educación a los tres años: se le enseñaba a utilizar el huso y la rueca, es decir, se le enseñaban los conocimientos generales de toda mujer.

Ya adultas, las mujeres principales tenían el respeto y obediencia del pueblo: gobernaban y mandaban como los señores. De ellas se exigía una serie de virtudes de acuerdo a su estatus social, tales como regir bien a sus vasallos, castigar justamente, poner leyes y dar órdenes.

Aquellas que no cumplieran con estos deberes, arruinaban su gobernación (Gibson, 1977, pág.73). Al efectuarse la conquista, lo primero que resultó afectado fue la organización social indígena a nivel estatal y regional, y dentro de ella, la aristocracia se vio afectada: tlatoques y cihuapillis, sacerdotes y comerciantes.

El gobierno español, por su propia organización monárquica, consideró a la nobleza indígena como una clase social de enorme interés para las autoridades, ya que se dieron cuenta que ellos eran los que controlaban y representaban al pueblo. A través de ellos era fácil controlar el poder, ya que los españoles desconocían su religión, su tradición, su lengua.

  • Así fue como el tecuhtli indígena tomó importancia debido a que los repartimientos, el control del tributo y la justicia no eran posibles sin él.
  • Eso permitió su supervivencia durante la época colonial.
  • Entre las transformaciones significativas que trajo la llegada de los españoles estuvo el cambio del término tecuhtli (señor) por el de “cacique” (en el caso de la mujer, cihuapilli por “cacica”).

Durante la colonia encontramos entre los indígenas la antigua nobleza, formada por caciques y principales, y la nueva aristocracia proveniente de los antiguos macheuales, Los caciques tenían funciones gubernativas, judiciales y fiscales, en las cuales les ayudaban los principales.

¿Cuántas mujeres podía tener el cacique?

La poligamia pervive en las comunidades indígenas del sur de Chile Fuencis Rausell Santiago de Chile, 1 jun.- En el sur de Chile, en las comunidades indígenas que pueblan la región de la Araucanía, algunas mujeres comparten un mismo marido, manteniendo viva la práctica de la poligamia que los mapuches ejercieron desde tiempos ancestrales y que hoy es poco conocida en el país, donde no tiene respaldo legal.

Por lo general es una práctica que se acepta, aunque obviamente puedes encontrar a mujeres que no lo quisieran”, cuenta a Efe la antropóloga mapuche Natalia Caniguán, quien indica que en ocasiones las segundas esposas son hermanas o parientes de la primera. “Forma parte de su cultura. Es lo más normal.

Están acostumbrados y es aceptado. Ellos viven en comunidades y dentro de las comunidades tienen varias familias”, confirma a Efe una asistente social del estatal Fondo de Solidaridad e Inversión Social (FOSIS). Existen unas 3.000 comunidades mapuches -la principal etnia indígena del país- en la región de la Araucanía, situada a unos 600 kilómetros al sur de Santiago y donde, según cifras oficiales, un 22,9 % de la población vive en la pobreza o en la extrema pobreza.

  • Este programa beneficia a 90 usuarios, de los que el 95 % son mujeres mapuches, que en promedio tienen 3,8 hijos.
  • Sus maridos, según datos de ese proyecto, poseen una media de 2,3 parejas, con las que comparten varios hijos, aunque las mujeres viven en casas diferentes dentro de una misma comunidad.
  • Insertas en una economía de subsistencia, ellas son las principales proveedoras del hogar: cuidan a sus retoños, siembran y muelen la cosecha, cortan y acarrean la leña, extraen el agua de pozos y vertientes y venden sus productos en los pueblos más cercanos.
  • “Las mujeres aceptan esta situación y los hijos suelen ser amigos”, describe la trabajadora del FOSIS, que prefiere mantener su nombre en el anonimato.
  • Los hombres, asegura, asumen una menor carga de trabajo y entre ellos el alcoholismo es un problema recurrente.
  • Aunque en este caso la poligamia parece ser habitual, la antropóloga Natalia Caniguán cree que esta práctica, poco conocida para el resto de los chilenos, ya no es tan común como lo era antes de 1880, cuando el Estado chileno impuso su ley en esa zona.
  • “Las reglas matrimoniales mapuches estaban dominadas por las condiciones de guerra a que estaba sometida su sociedad”, explica el reputado antropólogo chileno José Bengoa en su libro “Historia del pueblo mapuche: Siglo XIX y XX”.

Añade que “el sistema de intercambio generalizado de mujeres tendía a asegurar dos cuestiones fundamentales: un alto nivel de reproducción de la población y la posibilidad de sellar alianzas militares. Es por ello que los mapuches defendían la poligamia como un elemento central de la organización de su sociedad”.

  1. “Cuando llegó la Iglesia católica a los territorios indígenas la reprimió e impuso un sistema monogámico”, recuerda a Efe Natalia Caniguán, que apunta que esa costumbre era propia de hombres con poder económico, que estaba determinado por la posesión de tierras y animales.
  2. La poligamia, “dada la realidad actual de pocas tierras, de las divisiones territoriales y de la migración, ya no cumple ese objetivo”, reflexiona esta experta.
  3. De hecho, esa región es desde hace años escenario de un conflicto que enfrenta a grupos mapuches con empresas agrícolas y forestales, a las que reclaman la devolución de tierras que consideran ancestrales.
  4. Así, en términos económicos, actualmente esta práctica puede significar incluso más gastos para el hombre que tiene varias mujeres y, en términos jurídicos, puede conllevar también algunos problemas, ya que la poligamia no tiene cobertura legal en Chile.

Por ello, solo una de las mujeres puede estar casada legalmente con el hombre y esto tiene repercusiones en el reparto de la herencia, apunta Caniguan: “Las tierras quedan para los hijos de la mujer con la que está casado. Las otras no suelen recibir nada”.

¿Qué significa la palabra Guarocuya en español?

Guarocuya De Enciclopedia Dominicana SOS Cacique taíno. Gobernaba el Cacicazgo El Marién, uno de los 5 grandes cacicazgos de la isla de Haití. Fue el primer cacique que entabló relaciones con Cristóbal Colón (diciembre de 1492). Dio recibimiento de gran señor al Almirante y en su territorio se levantó el fuerte de La Navidad que luego fue destruido en circunstancias que hicieron recaer sospechas sobre Guacanagarix.

Colón prefirió creer en la inocencia del cacique, y conservó su amistad. Acompañó a Colón en la exploración del Cibao. Desapareció en las montañas durante la conquista. Nombre de un cacique sobrino o pariente de Anacaona, que según algunos historiadores fue llamado también Enriquillo, pero que según otros, nunca llevó ese nombre.

En torno a la primera versión, el reverendo fray Cipriano de Utrera escribió “Que Enriquillo, el famoso alzado de Bahoruco, se llamó primero Guarocuya”. “La Prehistoria de Puerto Rico”, por el doctor Cayetano Coll y Toste, pág.249, dice: “Guarocuya cacique haitiano que fue célebre con el nombre de Enriquillo”.

Por otra parte, en “Cuba Primitiva”, de Bauller y Morales, pág.285, leemos lo siguiente: “Guarocuya cacique de Haití, sobrino de Anacaona que huyó a Bahoruco y se alzó contra los dominadores cuando ejecutaron a aquella y fue aprehendido y a su vez ahorcado en Bonao.” En relación a la segunda versión se dice que “la confusión quizá provenga de que ambos caciques buscaron refugio en las montañas del Bahoruco, con la diferencia de que Enriquillo combatió y venció allí al conquistador hispano, mientras el infortunado Guarocuya fue capturado y muerto” (Revista “Clío”, número 94, año 56, págs.183-84).

Si seguimos ahondando en ese asunto, encontraremos que existen contradicciones entre los historiadores que tratan el tema. Don Antonio de Herrera, en su “Historia General de los hechos de los Castellanos en las Islas y Tierra Firme del Mar Océano”, Madrid, tomo III, pág.23, nos dice: “Los demás que de este caso escaparon procuraron de ir huyendo adonde mejor les pareció que se podrían salvar; y entre ellos fue sobrino de Anacaona, llamado Guarocuya, y con los que le quisieron seguir se metió en las sierras de Bahoruco, que está frontera de aquella provincia, a la parte de la mar, la vuelta del sur, adonde fue preso.” Para unos, Enriquillo y Guarocuya, fueron una misma persona.

¿Quién fue el indio Guarocuya?

Este contenido fue publicado el 04 diciembre 2021 – 14:09 Santo Domingo, 4 dic (EFE).- El Gobierno de República Dominicana anunció que rendirá honores al cacique taíno Enriquillo por haber encabezado una rebelión en el siglo XVI contra “las acciones genocidas” de los conquistadores españoles.

En un decreto firmado por el presidente Luis Abinader, divulgado en la noche del viernes, el Gobierno ordenó la construcción de un mausoleo en honor a Enriquillo y la creación de una cátedra dedicada a la vida del cacique, cuyos contenidos serán impartidos en las escuelas dominicanas. En el decreto, en dos ocasiones se afirma que los conquistadores españoles llevaron a cabo “acciones genocidas” en la conquista de la isla La Española.

“Enriquillo es el máximo símbolo de la resistencia en América por su lucha contra las acciones genocidas, opresoras y abusivas propiciadas por las instituciones colonizadoras y ejecutadas por sus ejércitos contra los taínos y esclavos de origen africano, construyendo con sus reivindicaciones los cimientos que sustentan la lucha por los derechos humanos”, afirma el decreto.

En República Dominicana son muy poco frecuentes los cuestionamientos a la conquista española y menos aún procedentes de las autoridades. En el país abundan los monumentos a Cristóbal Colón y a otras figuras de la época, como el primer gobernador de la isla, Nicolás de Ovando, a quien en el decreto se acusa de ordenar “matanzas masivas”.

Entre las escasas voces críticas con el pasado colonial, el pasado octubre, durante el día de la Hispanidad, el alcalde de Santo Domingo Este, Manuel Jiménez, y el senador de la provincia de Santo Domingo, Antonio Taveras Guzmán, propusieron cambiar de nombre el Faro a Colón, un gigantesco monumento en honor al almirante.

  • Ambos propusieron renombrar el famoso monumento como Faro de las Américas, para reconocer la dignidad de los pueblos originarios.
  • En República Dominicana también existen monumentos de los líderes indígenas de la época y el mayor lago del país se llama Enriquillo, en honor al cacique.
  • Enriquillo, nacido con el nombre Guarocuya, era sobrino del cacique Caonabo y de Anacaona, gobernantes del cacicazgo de Jaragua, uno de los territorios indígenas en los que se dividía la isla antes de la llegada de Cristóbal Colón.

Después de quedar huérfano en las “matanzas masivas” perpetradas por los españoles, destaca el decreto, fue adoptado por el español Diego de Velázquez, bautizado con el nombre de Enrique y entregado a los sacerdotes franciscanos, que lo criaron y educaron.

  • Posteriormente, Enriquillo lideró una sublevación entre 1519 y 1533, con tropas indígenas que se enrocaron en la sierra de Bahoruco y combatieron a las tropas españolas con tácticas de guerrilla.
  • En 1533 se firmó un acuerdo de paz, propuesto directamente por el rey Carlos I, en el primer trato de paz firmado en América, en el que se ofrecieron tierras para Enriquillo, además del título de “don”, una distinción que entonces solo usaba la nobleza más distinguida de España.EFE mp/vh © EFE 2021.

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¿Cómo debia ser un cacique?

Caciques, Carachacapacha, Función principal: Hacer traer lea, regir los pueblos, capitanes en las guerras. Categoría general: Seores y principales. Caractersticas generales Los caciques o caracha capacha eran los gobernantes que el cazonci pona en cada uno de los pueblos del reino y, como tales, ocupaban uno de los niveles ms altos de la pirmide social.

  1. Sus principales obligaciones eran la de acudir a la guerra, como capitanes de la gente de sus pueblos, hacer que la gente llevara lea para los templos y evitar que la gente se fuera de los pueblos.
  2. En principio el cargo era vitalicio aunque el cazonci poda destituir a los caciques que no eran aptos.
  3. Los caciques compartan muchos de los atributos del cazonci.

Como l, estaban rodeados de una pequea corte formada sobre todo por sus “viejos”, quienes les servan de consejeros. Los caciques, adems, tenan un teniente o gobernador que se haca cargo del gobierno cuando l no se encontraba en su pueblo (lo que, al parecer, era la regla), y probablemente los ocanbecha, quienes lo acompaaban a la guerra y estaban a cargo de la gente que habitaba en cada uno de los barrios del pueblo, tambin ocupaban un lugar especial en el gobierno.

Posiblemente los caciques tambin tenan uno o varios alfrez al mando de los escuadrones que iban a la guerra. Uno de los privilegios inherentes a su cargo consista en recibir mujeres, las cuales eran, en primer lugar, mujeres del dios Curicaueri a quien deban hacer ofrendas de mantas y comida. Probablemente los caciques reciban del cazonci una parte del dios Curicaueri, una navaja que ponan a su lado: “Y harn mantas a Curicaueri para que se abrigue -deca un viejo a la gente cuando nombraban al nuevo cacique- y despus harn para el cacique, para que se ponga y retenga el fro a Curicaberi, puesto a su lado” (f.23 v).

Las insignias que caracterizaban a los caciques eran, en general, las comunes a los individuos de ms alta jerarqua social: el bezote, las orejeras, las guirnaldas y plumajes para la cabeza (rojos, a diferencia de los del cazonci que eran verdes), los collares, en particular los de huesos de pescado pero tambin de turquesas, los brazaletes, etc.; algunas de las cuales le eran entregadas por el cazonci en su nombramiento y otras, al parecer, las obtenan por su desempeo en la guerra.

  1. Especialmente al final del documento, en la narracin de la conquista espaola, el trmino cacique se usa siempre en combinacin con el de seores, sin que sea posible establecer las diferencias entre ambas categoras.
  2. Tambin al principio de la segunda parte el autor de la Relacin dice que antes de la formacin de un solo reino cada pueblo tena “su cacique con su gente y sus dioses por s”, refirindose sin duda a los que despus llamar seores.

Origen La costumbre de poner caciques en los pueblos, segn se cuenta en la segunda parte de la Relacin, haba sido instituida por Hiripan, Tangaxoan e Hiquingaje durante la poca de las conquistas y fue una de las acciones mediante las cuales se form un solo reino.

  1. Tras el caos causado por las constantes guerras de conquista, Hiripan, Tangaxoan e Hiquingaje decidieron poner “cabezas” en los pueblos para evitar que la gente huyera y para que hubiera quin los rigiera.
  2. Los primeros caciques fueron los lderes chichimecas e isleos que, aliados con Hiripan, Tangaxoan e Hiquingaje, colaboraron en las empresas de conquista.

De algunos de ellos se registran sus nombres; por ejemplo Zapiuatamezangueta fue cacique de Paracho, Cupauaxanzi de la Huacana, Chapata y Atiache hucauati de Chupingo parapeo. La velocidad con la que se realizaron las conquistas hizo necesario que en algunos pueblos se pusieran mujeres como caciques.

Eleccin de un nuevo cacique Probablemente ya desde entonces el cargo se mantuvo entre los miembros de ciertas familias por la costumbre de nombrar, tras la muerte de un cacique, a alguno de sus parientes como sucesor. Para cuando llegaron los espaoles la ceremonia de nombramiento de un nuevo cacique se desarrollaba en dos partes.

Primero, los parientes del cacique muerto lo hacan saber al cazonci a quien devolvan las insignias del difunto (bezote de oro, orejeras, brazaletes y collares de turquesas) y le presentaban 5 o 6 parientes (hijos, sobrinos, hermanos u otros) para que eligiera al sucesor.

El cazonci “encomendaba aquel oficio al ms discreto -dice el fraile-, el que tiene ms tristezas consigo, segn su manera de decir, que es el ms experimentado y el que era ms obidiente” (f.22). El nombramiento finalizaba con la entrega de las insignias de seor al cacique electo y el establecimiento de sus obligaciones, fundamentalmente la de hacer llevar lea para los templos y la de evitar que la gente se fuera de los pueblos.

Antes de partir, el sacerdote mayor o el gobernador del cazonci haca ciertas amonestaciones de carcter moral al cacique electo, recomendndole sobre todo que no tomara las mujeres de su antecesor y que se concentrara ms bien en las actividades blicas.

  1. La segunda parte de la ceremonia tena lugar en el pueblo que regira el cacique.
  2. Ste llegaba acompaado por uno de los sacerdotes llamados curitiecha quien se encargaba de “meterlo” en el seoro.
  3. Frente a la gente reunida del pueblo, el sacerdote presentaba al nuevo cacique pidiendo que le obedecieran, que hicieran las sementeras, que fueran a las guerras, que no fueran perezosos y que no se mudaran de lugar, recordndoles que el cacique se quejara al cazonci, quien los matara si no cumplan con sus obligaciones.

Por otra parte, recomendaba al nuevo cacique que fuera obediente y que no tratara mal a la gente; y a los principales (a los ocanbecha?) peda que no se apartaran del cacique. Despus el cacique se diriga a la gente pidiendo su ayuda para las guerra y para hacer las sementeras.

Finalmente un “viejo antiguo” que estaba en lugar del cacique hablaba a la gente, a los principales y al cacique estableciendo sus respectivas obligaciones; y haciendo que le dieran mujeres. La ceremonia terminaba con un convite general, despus del cual el cacique nuevo entraba a la casa de los papas en donde oraba durante cuatro das y cuatro noches y, acto seguido, iba por lea para los templos.

Slo entonces despeda al curitiecha dndole mantas, jcaras y guirnaldas de hilo. ste volva a la ciudad y le deca al petamuti cmo haba introducido al nuevo cacique en su pueblo quien, a su vez, lo haca saber al cazonci. Funciones La principal funcin de los caciques era la de ir a la guerra como capitanes de su gente cuando el cazonci lo mandaba.

  1. Y como toda accin blica iniciaba con la recoleccin ritual de lea para los templos, los caciques eran tambin los encargados de hacer que esta labor se cumpliera.
  2. Pero adems estaban obligados a hacer las sementeras del cazonci (cuyos productos tambin servan para sostener las guerra) y deban dar de comer (y probablemente dar mantas y otros objetos) a los mensajeros que el cazonci enviara a su pueblo.

Deban, asimismo, tratar bien a su gente para evitar que se fuera a otro lado, y darles buen ejemplo, velando y haciendo sus oraciones, trabajando y siendo obedientes. Probablemente los caciques tambin hacan justicia o, por lo menos, podan remitir al cazonci a los delincuentes (por ejemplo a los adlteros y a los hechiceros) y a los desobedientes (por ejemplo a los ocanbecha que no llevaran correctamente la cuenta de la gente a su cargo) y, en general, quejarse si entre la gente se presentaba algn conflicto (si eran de distintos “pareceres”); pero tambin l poda ser acusado por la gente (o por sus viejos) si no cumpla con sus obligaciones.

De hecho, el razonamiento que el petamuti haca al final de la fiesta Equata consquaro, pareca estar dirigido especialmente a los caciques, a quienes llamaba ingratos por no cumplir con los deberes prometidos al cazonci y a quienes comparaba con Hiripan, Tangaxoan e Hiquingaje, haciendo notar la pobreza de stos en contraposicin con los lujos y la buena vida adquiridos por los caciques.

Es interesante la mencin de los pellejos que vestan los caciques, probablemente una indicacin de su papel en las ceremonias y sacrificios humanos y de su posible categora sacerdotal. Relaciones sociales y de poder Los caciques tenan mucho poder y, al mismo tiempo, una gran responsabilidad.

  • Por una parte, estaban ligados a la esfera ms alta del gobierno, pasaban gran parte del tiempo al lado del cazonci y quizs fungan a veces como sus consejeros.
  • Cuando llegaron los espaoles, los caciques junto con otros seores cubrieron el vaco de poder dejado por la huida de Zinzicha y, de hecho, fueron ellos quienes se rindieron ante Olid.

Posteriormente, el cazonci pidi a algunos de ellos oro y plata para satisfacer las demandas de Nuo de Guzmn y, temeroso de que no lo quisieran dar, tuvo que recordarles que ese oro era suyo; lo cual indica la debilidad del vnculo de sujecin entre los caciques y el cazonci o, por lo menos, el grado de fragilidad al que haba llegado bajo el dominio espaol.

Cuando el cazonci enfermaba, los caciques deban visitarlo en su casa, y de no hacerlo eran considerados traidores. Si el cazonci mora, los caciques participaban activamente en su entierro y luego formaban parte del “acuerdo” mediante el cual se elega un nuevo cazonci, lo que les daba cierto poder para destituirlo si no actuaba correctamente.

Un poder muy restringido, sin embargo, por el vnculo de sujecin que entablaban con el cazonci. ste se estableca, como hemos visto, cuando era nombrado un nuevo cacique; se renovaba durante la ceremonia de “alzamiento” de un nuevo cazonci en la cual los caciques aceptaban obedecerlo y hacer los que les “mandare”; y finalmente se reafirmaba con la entrega de regalos al cazonci.

Algunas veces, el cazonci estableca relaciones de parentesco con los caciques, casndolos con alguna de sus hijas o mujeres; pero tambin los caciques deban entregar mujeres al cazonci. Los caciques eran, adems, los intermediarios entre la gente de sus pueblos y el cazonci; y sobre ellos recaa el castigo (la muerte) si la gente a su cargo no cumpla con sus respectivas obligaciones.

El poder para lograr que la gente cumpliera con dichas obligaciones estaba legitimado por los antecedentes histricos del cargo: “Mir que no fue agora fingido este oficio de caciques -deca a la gente el curitiecha que lo introduca a su pueblo- mas esto ordenaron y mandaron ans los seores leadores que traan mucha lea para los qes, Hirepan y Tangxoan, ellos lo empezaron, ninguno lo fingi que fuesen caciques en esta casa de los seores, en el tiempo pasado” (f.22 v); pero tambin por sus cualidades personales (ser obediente, trabajador, experimentado, etc.) de las cuales dependa, en gran medida, la difcil posibilidad de acceder al cargo.

Adems, en la ceremonia de introduccin de un nuevo cacique se estableca un pacto mediante el cual l se comprometa a regir el pueblo y tratar bien a la gente, y sta a su vez prometa obedecerlo y ayudarlo (ir a la guerra, hacer las sementeras y probablemente dar los tributos). Entierro del cacique Aunque en la Relacin no se describe la manera en que enterraban a los caciques, se puede extender a ellos la descripcin del entierro de los seores contenida en el captulo 7 de la tercera parte del documento.

stos eran enterrados de manera similar a como era enterrado el cazonci aunque sin tanta pompa. Al parecer el cuerpo era primero decapitado (en la lmina 10, sin embargo, el cuerpo completo del cacique muerto es cremado) y la cabeza se envolva en mantas.

  • El bulto as formado se ataviaba con las insignias del seor: sus arcos y flechas, su guirnalda de cuero y sus plumajes rojos.
  • A la media noche, al taido de las trompetas y caracoles, el bulto se pona enfrente de los templos, cerca de los fogones, con muchas ofrendas de “pan y vino”.
  • Luego lo quemaban, metan las cenizas en una olla con su arco y sus flechas, y la enterraban.

La muerte de un seor no slo entristeca a sus mujeres quienes al enterarse “mesbanse y daban gritos”, sino tambin a sus parientes y al mismo cazonci. ste mandaba dar mantas a la mujer del difunto y, probablemente sus parientes, le recomendaban permanecer viuda y no dar que hablar por su mal comportamiento.

Representaciones Los caciques estn representados en varias lminas de la Relacin. En la 19 los vemos presenciando la ejecucin de los delincuentes juzgados por el petamuti en la fiesta Equata consquaro, algunos de ellos sentados en bancos, con su bezote y sus guirnaldas, algunas de hilo, otras de “trbol”, el cabello trenzado sobre la espalda, vestidos con largas tnicas a cuadros y, lo que nunca se menciona en el texto, fumando pipas.

La lmina 10 representa la ceremonia de nombramiento de un nuevo cacique. En la esquina inferior derecha de la lmina est representada la cremacin del cacique muerto con su plumaje verde, una imagen parecida a la de la cremacin del cazonci en la lmina 13.

  • La imagen de la esquina inferior izquierda es probablemente la representacin de los candidatos que los parientes del difunto presentan al cazonci, quien, en la esquina superior izquierda, aparece entregndole las insignias de seor (orejeras y bezotes) al cacique electo.
  • Todos los individuos representados en esta seccin de la lmina tienen guirnaldas de hilo, trenzados rojos en el cabello y tnicas largas del mismo color.

Dos de ellos, sin embargo, no tienen bezotes y no todos estn sentados en bancos. Por otra parte, el cazonci es el nico que tiene ctaras (sandalias). Probablemente las diferencias indican quin es quien, pero el parecido de todos los individuos hace difcil su identificacin.

  • En la esquina superior derecha, un curitiecha presenta al nuevo cacique ante la gente que ste tendr a cargo, quien, rodeado por la gente, aparece sentado en un banquillo.
  • En la lmina 15, los caciques escuchan al petamuti durante la ceremonia de “coronacin” del nuevo cazonci, en una actitud similar a la de la lmina 41 en donde se representa al petamuti haciendo el razonamiento final de la fiesta Equata consquaro.

En la primera, el petamuti est demandando su obediencia, en la segunda les est reclamando su ingratitud. En la esquina inferior derecha de la lmina 15, los caciques ofrecen sus regalos al cazonci nuevo (venados, arcos y flechas, petates, frutas, etc.).

En la lmina 6 los caciques aparecen en su papel de capitanes atendiendo la arenga del capitn general. Las rodelas, los arcos y flechas, las porras, los plumajes en la cabeza y los bezotes indican su carcter militar. De manera menos explcita estn representados tambin en la lmina 13, rodeando la casa del cazonci enfermo, y en la 14, decidiendo quin ser el prximo cazonci.

A diferencia de otros personajes, como el cazonci o el petamuti, los caciques estn representados de manera menos homognea. En general se les distingue por el bezote, la guirnalda y el trenzado y, a veces, por el banquillo en donde estn sentados. Llama la atencin, adems, que siempre aparecen en actitud de sumisin oyendo a alguno de los representantes del cazonci (al petamuti, al capitn general), excepto en la lmina 19 donde ms bien parecen ser coparticipes de la justicia que hace el petamuti.

¿Qué lleva un cacique?

​ Fue lanzada en 1980 y se compone de tres productos: guaro, ron Colorado y ginebra Extraconcha, que se consideran el pilar tradicional de los licores costarricenses.30º% vol.

¿Qué es un cacique en Perú?

Texto completo –

* «yten porque en los repartimientos que por mi mandato se han vissitado hauia muchos yndios que por (.) 1 Hasta 1808, hubo solo un cabildo de indios en Cajamarca y no hubo cabildo de españoles, aunque éste (.) 2 Se trata de Pascual Culqui Rayco, escribano del Cabildo de los naturales de Cajamarca, entre 1675 y (.) 3 Uno de los principales trabajos sobre el tema es el de Minchom (1994), sobre Quito. Véase también P (.) 4 Poloni-Simard (1999: 94) señala que no se sabe sobre qué fundamento se agrupó la población indígena (.) 5 Sobre este punto particular Remy Simatovic (1992: 73), en su introducción a las visitas a Cajamarca (.)

1 El estudio de los testamentos de indígenas cajamarquinos, redactados a lo largo del siglo XVII por los escribanos del cabildo de naturales 1, revela la presencia de individuos que llegaron a comprar un pedazo de solar o lo heredaron de sus antecesores, el cual estaba ubicado en la traza de la villa (Espinoza Soriano, 2002).

Estos «testamentos de indios» encontrados en el Archivo Departamental de Cajamarca, forman un conjunto de documentos cuya mayoría se halla en el legajo de un solo escribano del Cabildo 2, mientras que los demás están dispersos en los protocolos de varios notarios o de otros escribanos del Cabildo de los naturales de Cajamarca.

Aunque la historiografía andina, por lo general, presenta el mundo indígena como «mundo del campo» mientras el mundo español es visto como mundo urbano, estos indígenas testadores tienen algo en común: son indios urbanos 3 y dependen de varios caciques.

Así, el paradigma que representa Cajamarca en la utilización de un espacio urbano de origen prehispánico por los españoles (Gutiérrez, 1992), parece en realidad esconder la creación de un espacio moderno dentro del cual se hallan individuos con patrimonios, y no grupos o comunidades (Ramírez, 2001) 4 con tierras colectivas.

Los indios urbanos tienen su casa de vivienda dentro de la traza de la villa y sus chacaras, fuera de ella. Estos indios urbanos han sido convertidos al cristianismo por los padres franciscanos de Cajamarca y dictaron testamentos muy parecidos a los de los españoles.

6 En particular, Minchom (1994). Sobre Cajamarca y Trujillo, Noack (2001).

2 La dicotomía entre «españoles urbanos» e «indios del campo» es cuestionada desde unos quince años por algunos estudios sobre villas y ciudades de los Andes, que ponen de relieve la existencia de estos indios urbanos 6,3 Para caracterizar la índole de la relación que tenían con sus caciques en el siglo XVII, tenemos que conocer a los caciques de Cajamarca.

Nos dimos cuenta de que la tarea no era fácil al leer la súplica de Juan de Lulimosa, en 1694, cuando afirma ser Cacique por ser descendiente de unos importantes caciques de Cajamarca, y reclama los privilegios del cacicazgo, en particular la exención del tributo. El resultado de tal comportamiento sería que una mayoría de los indios de Cajamarca, al estar vinculados a uno que otro Cacique, podría gozar de sus privilegios, no pagar tributo, tampoco cumplir con la mita, o servicio personal.

Lo denuncia el Virrey en 1694, diciendo que la carga del tributo cae sobre los indios más pobres de Cajamarca, que no logran pagarla. Asi, la situación particular de Cajamarca, como pueblo de indios donde se afincaron muchos españoles, revela la existencia de varios tipos de caciques en el siglo XVII.

7 La identificación de las guarangas y pachacas con localidades geográficas es muy compleja (Remy Sim (.) 8 Los demás son Guambos, al norte, y Guamachuco al sur. Para una explicación completa de la distribuc (.)

4 San Antonio de Cajamarca, cabeza del repartimiento de Cajamarca, está ubicado en los Andes bajos del norte del Perú actual, a unos 2800 msnm, en el sur del departamento de Cajamarca, a unos 950 km al norte de Lima y a 250 km del Océano Pacífico (fig.1).

Se ubica en el antiguo reino de Cuismanco, y fue probablemente un centro importante de este reino, sin que sepamos si fuera realmente la cabecera del reino o no (Silva Santisteban, 1985). Cuando los incas lo conquistaron, transformaron Cajamarca en un centro más importante de producción textil, con aposentos y crearon la huamani, o provincia de Cajamarca.

Conservaron el nombre de Cuismanco para una de las guarangas 7 que formaban la huamani de Cajamarca. Estas guarangas eran siete (Bambamarca, Chuquimango, Cajamarca, Chondal, Guzmango, Pomamarca y Mitimaes) en el tiempo de los incas, quienes crearon la guaranga de Mitimaes. 5 Cajamarca, entonces asiento, pasó a ser pueblo de indios en 1565, cuando los españoles crearon la reducción de San Antonio de Cajamarca. Los indígenas allí reducidos tenían varios orígenes, sin embargo según la visita hecha en 1572, el 50 % es originario de la guaranga de Cajamarca. Fuente: Remy Simatovic (1992) 6 Los documentos del siglo XVII muestran que la población de Cajamarca ha cambiado y que no se mantuvo dicha proporción. En 1686, la villa de Cajamarca, visitada por los franciscanos, presenta la repartición indígena siguiente: Figura 3 – Repartición de los indios según sus guarangas originales, San Antonio de Cajamarca, 1686 Fuente : Archivo San Francisco de Lima, registro 11, visita y padrón de los indios por los franciscanos en 1686, ff.191-424. Elaboración A. Argouse, 2007

9 Hay cifras de 1532 (2 000 almas en el Pueblo de Cajamarca), de 1540 (493 tributarios en el repartim (.) 10 Estas cifras proceden de diferentes fuentes y estimaciones, en particular Vargas Ugarte (1986), así (.) 11 Debemos señalar también el problema de la desaparición de los indígenas, sea esta física o fiscal.(.)

7 Se ve que la composición de la población indígena de Cajamarca ha cambiado, y que se han introducido en el pueblo una diversidad étnica muy importante. Sin embargo, la numeración de la población indígena que vive en Cajamarca no es precisa. Tampoco lo es la del Corregimiento, y de la provincia del mismo nombre, que también llaman las Siete Guarangas.

  1. La cifras dadas por varias fuentes no se pueden comparar porque no representan la misma área 9,
  2. A lo largo del siglo XVII, varias visitas arrojan varias cifras (Hampe Martínez, 1986-1987).
  3. En cuanto a los indígenas que vivían dentro del casco urbano, no encontramos visita alguna, aparte de la hecha en 1686.

Así que hace falta buscar la información en diversas fuentes documentales, con las cuales llegamos a unos 4 000 indios que vivían en la traza de la villa alrededor de 1650 y unos 6 000 a fines del siglo XVII 10, También se señala, para el año   1699, la cifra de 7 000 indios en la traza de la villa.

12 En el caso de la numeración de la población española de Cajamarca, se nota que en el año 1635, se h (.) 13 Una cédula real de 1635 afirma que la villa de Cajamarca cuenta con 1 935 personas que no son indíg (.)

8 A pesar de la prohibición hecha por el Real Patronato de que los españoles viviesen en lugares de indios, se nota la presencia de una población española importante en el «pueblo de indios» que era Cajamarca 12, La denominación de pueblo de indios significaba que los españoles no tenían derecho a residir en él.

14 En 1662, el mercader Miguel Navarro viaja a Cajamarca para recoger su plata por la ropa que había d (.)

9 Del punto de vista jurídico, un pueblo de indios debía tener un cabildo de indios, con dos alcaldes, dos regidores, un escribano, un pregonero, y una doctrina con «curas de indios». También, se vetaba la presencia de españoles, ellos no podían comprar tierras, ni tener negocios con los indios.

  1. Esto era la applicación de la separación entre la República de españoles y la República de indios.
  2. Los motivos que tuvieron esos españoles para vivir en Cajamarca se pueden adivinar por los comentarios que hacían los cronistas sobre el buen clima, la fertilidad de la tierra, y la abundante mano de obra indígena (Ravines, 1986).
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Los españoles de Cajamarca eran en mayoría hacendados y obrajeros. Además, al situarse Cajamarca en el camino de Chachapoyas, en el eje costa-selva, y en la ruta que va de Quito a Cusco, por la vía de la sierra, contaba con un tambo muy importante, y una presencia numerosa de tratantes y mercaderes.

Era un centro de comercio muy activo, donde transitaban muchos arrieros (AGN, Superior Gobierno, L.4, c.45) 14, Eso contribuye a explicar la presencia española importante y permanente en la villa. En 1632, vivían en Cajamarca unos 662 habitantes españoles, sin los pasajeros y comerciantes (con 141 esclavos y 8 mulatos libres) (AGI, Lima 303, in Espinoza Soriano, 2002).

Otra cifra que incluye a los mestizos para el año 1635 revela la presencia de 645 personas españolas, 742 mestizos (hombres y mujeres) y 548 esclavos, negros y mulatos libres y gente de servicio. En 1644, cuenta con unos 900 personas españolas (Espinoza Soriano, 2002), pero ya en 1675 la cifra ha subido a 4 000 españoles sin los pasajeros y comerciantes (ASFL, registro 11: f.78v), para una población total de más de 10   000 personas en la villa (año 1667) (AGI, Escribanía de Cámara: 516 A).

15 Hasta 1626, el nombramiento del Corregidor estaba a cargo del virrey del Perú. A partir de esta fec (.) 16 Todavía falta un estudio sobre las relaciones que los españoles de Cajamarca tenían con la Audienci (.) 17 Véase la composición de tierras hecha a partir de 1631 por Pedro de Meneses, y luego cancelada por (.) 18 López de Caravantes, en 1630, indica que «hay más de ducientas y cinquenta estancias de ganados en (.)

10 En cuanto a los administradores, tales como alguaciles mayores, tenientes, escribanos y Corregidor, parece que la nominación del Corregidor por el Rey era un tipo de recompensa: por ejemplo, el Rey señala el Corregimiento de Cajamarca a don Antonio de Ontañeda, se dice que por haber sido un buen administrador 15,

A continuación, el Corregidor designaba a sus administradores. Algunos podían haber venido con el mismo Corregidor o proceder del mismo lugar. Pero estos administradores del corregimiento no podían comprar tierras en él. La ley les prohibía totalmente negociar cualquier cosa con los indígenas. Sin embargo, encontramos apellidos que tienen una recurrencia que nos indica que, aunque eran administradores, se quedaron en Cajamarca toda su vida 16,

Está claro que los españoles no cumplieron con la ley, y se afincaron comprando tierras, que trataron de legalizar 17, Pedro de Meneses, en la composición de tierras que hace en Cajamarca en 1644, revela que la presencia española tiene una fuerte importancia económica y que, de marcharse, se hundiría la economía del lugar 18,

A mi parecer, aquellos españoles llegaron a Cajamarca cuando la situación no estaba tan clara (entre los años 1625 y 1660), aprovechando el conflicto que oponía a los franciscanos de Cajamarca y al obispo de Trujillo sobre el hecho de ser ilícita su presencia por no tener cura de españoles.11 En efecto, para legalizar su presencia en este pueblo de indios, los españoles hicieron composiciones de tierras (1644), y para legitimarla, llegaron a edificar una parroquia de españoles, Santa Catalina.

La construcción definitiva de la iglesia empezó en 1682, al cabo de casi setenta años de lucha entre los franciscanos regulares de Cajamarca y el obispo de Trujillo.

19 El documento contiene también un memorial de los caciques de Cajamarca quienes explican los motivos (.) 20 El registro contiene varios memoriales y probanzas de los curas franciscanos de Cajamarca y Trujill (.) 21 El tiempo ha sido un componente muy importante del conflicto. Al mismo tiempo que solicitaban al Vi (.)

12 En 1616, el corregimiento de Cajamarca dejó de pertenecer al obispado de Lima y pasó bajo el control del obispo de Trujillo. Este se dio cuenta de que en Cajamarca había un número importante de españoles. El único cura que les atendía vivía en Condebamba, a catorce leguas de la villa.

  1. Por lo tanto, la mayoría de los españoles de Cajamarca no recibían los sacramentos y asistían a las misas destinadas a los indígenas, en la mayor confusión.
  2. Sin embargo, la idea de acoger a un cura de españoles no complacía a los franciscanos encargados de la doctrina de indios, y así se inició un conflicto de intereses entre los religiosos del convento franciscano de Cajamarca y el obispo de la ciudad de Trujillo.

Los franciscanos de Cajamarca, no querían compartir el poder que tenían y la introducción de otros curas significaba que perdían el privilegio de ser los únicos religiosos de Cajamarca, encargados de doctrinar a los feligreses indígenas. Es posible que temieran perder su estipendio.

  1. El argumento principal aducido por los franciscanos de Cajamarca era que la presencia española tenía por consecuencia que los indios ya no tendrían tiempo de ir a misa porque estarían trabajando en las casas de españoles (AGI, Escribanía de Cámara, 516A) 19,
  2. Sin embargo, el 23 de abril de 1623, el Rey otorgaba a los españoles la asistencia de un cura.

Pero era un cura sin parroquia. Para respetar la ley de separación entre españoles e indios, empezó a decir misa en el Hospital de los indios. La situación se volvió rápidamente insostenible y, de nuevo, pidieron la edificación de una parroquia propria.

En el año 1644, le fue recordado al corregidor de Cajamarca que no podía edificar parroquia de españoles. Sin embargo, a principios de los años sesenta, se reactivó la pelea judicial, hasta llegar al Consejo de Indias en 1668. Así que el siglo XVII presenció la construcción, el derribo y la reconstrucción de edificios dedicados a la parroquia de españoles (ASFL, Registro 11) 20,

Tres veces se echó abajo la edificación, con los consiguientes escándalos 21,13 Sin embargo, aunque los residentes españoles llegaron a tener una parroquia en 1682, y unos títulos jurídicos a lo largo del siglo XVII, o sea legitimar y legalizar su presencia, no lograron tener un cabildo.

Era entonces el Corregidor, asistido por otros funcionarios, quien estaba encargado de la justicia para los no-indígenas. En cuanto a la justicia de los indios, la administaban sus caciques (Díaz Rementería, 1977) y el cabildo de indios.14 Según Vázquez de Espinosa (1969 ) el virreinato del Perú contaba con 173 ciudades y 57 villas.

La formación de las ciudades y villas americanas ha sido inspirada directamente por una concepción europea de la ciudad. Se trata de una «extensión transatlántica del urbanismo europeo» (Kubler, 1957). Parece entonces que, como en el campo del derecho, se dio una «recepción», y luego una transformación del modelo europeo: «Si la ciudad europea puede considerarse como centrípeta por atraer hacia sí las fuentes económicas de la región, la ciudad americana, por el contrario, funcionó más como fuerza centrífuga en la explotación de las inmediaciones» (Aguilera Rojas, 1994).

22 Christophe Alexander, in Aguilera Rojas (1994). Su artículo se titula «A City is not a tree», in Th (.)

15 Según el modelo europeo, la ciudad está tradicionalmente relacionada con el poder ( polis y civis ), y se opone al campo. Mundo urbano versus mundo del campo, civilización versus barbarie. La polis está también asociada a la idea de orden, y hasta cierto punto, puede identificarse con el Estado por ser su reproducción a un nivel más pequeño (Monnet, 1999).

Los estudios sobre la ciudad en América Latina nos permite darnos cuenta de la especificidad de las ciudades latinoamericanas 22, Casi todos empiezan por una reseña de los orígenes griegos y romanos de la ciudad ( civis, polis ), de las influencias del Renacimiento italiano, del desarrollo de un modelo de Ciudad ideal (Vayssière & Le Flem, 1978 ).

Evocan también la construcción sui generis de la ciudad en América Latina, salvo en el caso brasileño. Estos estudios destacan el papel de la ciudad como símbolo e instrumento de la Conquista (Musset, 2002). La construcción de una ciudad empieza siguiendo la pauta de la retícula ortogonal, y también de la cuadrícula cuando las cuadras tienen el mismo tamaño.

23 Toda la ciudad está articulada alrededor de la plaza central, según las ordenanzas de Felipe II de (.) 24 La plaza mayor medieval no siempre se ubicaba en el centro del poblado. En España, tuvo lugar en Va (.) 25 Existían otras cuatro parroquias en la villa de Cajamarca. En 1686, se señalan las parroquias de Sa (.) 26 Sin embargo, se debe precisar que en la documentación de la época, principalmente las compra-ventas (.)

16 Sin embargo, alrededor de la plaza mayor, ciertos solares urbanos están reservados para la iglesia parroquial, la casa del cabildo, la cárcel, u «otra utilización simbólica» 23, Esta plaza abierta es el rostro de la ciudad, su centro de conviviencia urbana (Bonet Correa, 1978: 82) 24,

Según Chevalier, la plaza mayor es el centro de una comunidad urbana, es la expresión material y concreta de una institución (Chevalier, 1978). De las 38 ciudades y villas dibujadas por Guaman Poma, 37 están representadas por su plaza mayor. Guaman Poma dibujó Cajamarca (fig.4) con su plaza mayor, y la representó con los símbolos esperados: la plaza central, el convento franciscano y el encuentro entre Atahuallpa y Pizarro, reelaborado bajo la forma propia de la sociabilidad colonial.

Sin embargo, no existe mapa de Cajamarca antes del que mandó realizar Martínez Compañón a fines del siglo XVIII. En esta representación (fig. 5), se notan los símbolos de la repartición del espacio urbano entre las casas del Cabildo y la del Cacique que se hallaban en la Plaza Mayor.

Además, la casa del Corregidor también estaba ubicada en la plaza mayor, según testimonios contenidos en un registro franciscano y en el relato de Vázquez de Espinosa. Así como la parroquia de San Antonio de Cajamarca, parroquia principal de indios 25, y Santa Catalina, parroquia de españoles, también se encontraban en la plaza a fines del siglo XVII, cada una en un lado, en una simetría manifiesta y sugerente 26,

Figura 4 – Ciudad de Cajamarca Huaman Poma de Ayala, 1936 : 1022 Figura 5 – Trujillo del Perú en el siglo XVIII (folio 88r) Baltazar Jaime Martinez, 1978 17 Resulta que el espacio urbano estaba compartido, y a diferencia de lo que describe Poloni-Simard para Cuenca, no parece haber existido un centro español y una periferia indígena, más bien una coexistencia de las residencias y casas de vivienda en el casco urbano.

San Antonio de Cajamarca, pueblo de origen prehispánico, luego reducción de indios, fue modelado, a lo largo del siglo XVII, como una villa hispanoamericana, por una presencia española que modificó el rostro del lugar. Se puede imaginar fácilmente que en la villa, indígenas, caciques y españoles debieron compartir el espacio urbano, edificando cada uno sus casas en la traza de la villa.18 En este marco, quisiera destacar las relaciones de las autoridades indígenas locales con el poder español.

En efecto, en los pueblos de indios tales como Cajamarca, las autoridades indígenas son las que se encargaban del gobierno de los indígenas, o sea de los «asuntos de la república de indios». Por lo tanto, en esta villa hispano-indígena de facto, que atrae a un poblamiento plural ¿cómo se comparte el poder entre las autoridades indígenas y las autoridades españolas? 19 De forma escueta, se puede decir que la administración de la villa y del corregimiento se hacía por las autoridades indígenas, caciques y cabildo, conjuntamente con el poder colonial, y su representante, el Corregidor.

  1. Parece que el poder colonial administraba a las poblaciones indígenas organizadas en pueblos toledanos o en parroquias dentro de la villa, mientras que los caciques las administraban según otro orden, que es orden propio, basado en los antiguos ayllus, pachacas y guarangas.
  2. A mi entender, existía entonces un orden indígena propio, revelado por la existencia de los caciques cajamarquinos.20 Se suele decir que los caciques de Guzmango han sido los antiguos señores de Cajamarca y que todavía bajo el dominio español, destaca la importancia de estos caciques que forman parte de la nobleza indígena de Cajamarca (Ramírez, 1998; 2002; Silva Santisteban, 1986).

Sin embargo, aparece en un análisis que Noack hizo a partir de la documentación notarial del siglo XVI, en particular del testamento de Melchior Carua Rayco, cacique de las Siete Guarangas, que los caciques de Guzmango habían hecho unas declaraciones contradictorias en las primeras visitas realizadas por los españoles (Noack, 2001).

  1. La hipótesis es que habían intentado crear un mundo, en ventaja suya, en este momento, y no solo describir la realidad como la conocían.
  2. Los españoles no trataron de rectificar esto, si es que se dieron cuenta de ello.
  3. A los curacas andinos, los españoles les llamaron caciques, palabra importada del Caribe, y los reconocieron como mediadores entre los indios y los colonos.

Por lo tanto, las relaciones de poder entre los españoles y los caciques en el siglo XVII pueden ser examinadas, tomando en cuenta los conflictos que surgieron entre los caciques de Cajamarca en el siglo anterior. Parece que los españoles aprovecharon estas tensiones entre unos y otros para gobernar la provincia de Cajamarca.21 A partir de algunos testamentos de caciques y de cobradores cajamarquinos, se pueden reconstruir las genealogías de sus familias en el siglo XVII.

  1. Aparecen dinastías caciquiles y tres tipos de caciques, que voy a tratar de presentar aquí.
  2. Primero, los descendientes de Felipe Carua Rayco, que son caciques principales, gobernadores de las Siete Guarangas, antiguamente señores de Cuismanco.
  3. Segundo, los caciques gobernadores del Corregimiento de Cajamarca, «por título de Su Magestad», descendientes de Cristóbal Xulca Poma y de Pedro Angas Napón.

Y en tercer lugar, vendrán los demás caciques cobradores, principales y mandones de las guarangas, ayllus y parcialidades de Cajamarca, quienes forman una red impresionante de cobradores. Éstos eran los responsables de la cobranza del tributo hasta el nivel de la pachaca,

  1. Los caciques designados por su antecesor eran confirmados por el poder español.
  2. Además, algunos del tercer tipo pueden haberse autodesignado, cuando afirman que cobran el tributo y que son descendientes de un Cacique.22 Cuando los españoles trataron de entender la genealogía de los Carua Rayco, los habitantes de la guaranga de Guzmango, en la cual dijeron tener sus antepasados, solo pudieron recordar a dos hermanos que fueron jefes de Guzmango (Guzmango Cápac) en el tiempo del Inca: Concacax y Cosa Tongo (Ramírez, 2002).

El hijo de Concacax, Chup Tongo había sido educado en el Cusco y fue el tutor del Inca Túpac Inca Yupanqui, el emperador que sometió Cajamarca, llamado entonces Reino de Guzmango, alrededor del año 1460. Después de haber servido al Inca y a su hijo, Guayna Cápac, Chup Tongo volvió a Guzmango.

27 Este Luis Carua Rayco murió en 1607 y no debe ser confundido con su nieto, Luis Carua Rayco, confir (.) 28 Magdalena Cabus Lachos, mujer legítima de Melchior Carua Rayco era hermana de Sebastián Nina Lingón (.)

23 Después de la muerte del Inc a, y cuando los españoles impusieron el orden colonial, Carua Rayco pasó a ser cacique de las Siete Guarangas, es decir el cacique de toda la provincia de Cajamarca (Espinosa Soriano, 1967). Fue bautizado, recibió el nombre de Felipe, y fue confirmado por el encomendero Melchor Verdugo en su título de señor y Cacique principal de Cajamarca en el año 1538.

Después de su muerte en 1543, el cacicazgo pasó a su hijo, Melchior. Pero, por ser muchacho, fue dado por interín a Diego Zuplián y Pedro Angas Napón. Sin embargo, cuando quiso recuperar el cacicazgo en 1560, por haber muerto Diego Zuplián, Melchior Carua Rayco fue despojado por Pedro Angas Napón. A la muerte de Angas Napón alrededor de 1563, y por petición de los indios de Cajamarca, el recién llegado corregidor de Cajamarca don Pedro Juárez de Illánez, designó a Melchior Carua Rayco como «cacique principal de las Siete Guarangas de Cajamarca».

Sin embargo, la situación no quedaba clara porque, como lo subraya Ramírez (2002), cuando los indígenas se dieron cuenta de que los españoles no entendían nada de los usos de sucesión de los curacas andinos, trataron de socavar el poder de Melchior Carua Rayco.

Don Cristóbal Xulca Poma y don Sancho Xulca Poma, dos primos, pretendieron tener derecho al cacicazgo. Cuando el visitador Doctor Gregorio González de Cuenca visitó la provincia de Cajamarca en 1567, decidió entonces nombrar como Cacique a don Antonio Chup Lingón, hijo del cacique Chup Tongo, muerto en 1532, para acabar con las numerosas y repentinas reinvidicaciones.

Pero, aunque todos los caciques de Cajamarca reconocieron a Chup Lingón como cacique principal de las Siete Guarangas, él no tardó en mostrar su incapacidad para gobernar. Entonces, el corregidor Diego de Salazar nombró a Pedro Malcaden, cacique de la guaranga de Malcaden, como cacique principal de las Siete Guarangas (Ramírez, 2002).

Al morir este, en su testamento, devolvió el cacicazgo a Luis Carua Rayco 27, hijo de Melchior. Sin embargo, Sebastián Nina Lingón, hijo de Pedro Angas Napón y cuñado de Melchior Carua Rayco 28, reclamó para sí el cacicazgo a finales de los años 1570.24 Empezó entonces una lucha entre los herederos de Felipe Carua Rayco y los herederos de Angas Napón sobre el cacicazgo de las Siete Guarangas.

Al final, los descendientes de Chup Tongo llegaron a mantenerse en el cacicazgo principal de Cajamarca o Siete Guarangas durante todo el siglo XVII, y aún más adelante. La continuidad se aseguró en el siglo XVII por vía testamentaria y vía de designación, en el cacicazgo principal de Cajamarca desde Felipe Carua Rayco, primer Cacique cristiano, como lo muestra el cuadro siguiente:

Nombre del Cacique Fechas del cargo Tipo de legitimidad Nombre de su mujer
Felipe Carua Rayco 1538-1543 Designado por el encomendero Melchor Verdugo y descendiente del cacique Carua Tongo ?
Melchior Carua Rayco 1563-1567 Hijo del precedente. Confirmado por el Corregidor. Despojado por el Dr. González Cuenca Magdalena Cabus Lachos
Luis Carua Rayco ? -1607 Hijo del precedente. Designado por vía del testamento de Pedro Malcaden Ana Cossa Pissit
Felipe Carua Rayco 1607-1627 Hijo del precedente. Quedó hasta su muerte Clara Cabus Lachos
Luis Carua Rayco 1627-1636 Hijo del precedente. Quedó hasta su muerte pero fue confirmado por el Virrey sólo en 1635 Ana Cabus Lachos
Sebastián Carua Rayco 1636-1659 Tío del precedente. Confirmado por el Corregidor y el Virrey Fabiana Lachos
Melchior Carua Rayco 1661-1697 Hijo del precedente. Era menor de edad cuando su padre murió. Confirmado por el Corregidor Antonia Lobo
Luis Carua Rayco 1697 Hermano del precedente. Juana de Valdes

Fuente: testamentos de Melchior Carua Rayco (1565) in Ramírez (1998); Luis Carua Rayco (1607); Felipe Carua Rayco (1627); Luis Carua Rayco (1636). El testamento en virtud de poder de Sebastián Carua Rayco (1659); testamento de Melchior Carua Rayco II (1697) in ADC, protocolos notariales.

29 En el documento del archivo de 1625 el juez comisionado, Antonio Pérez de las Marinas, se presenta (.)

25 Las funciones de los caciques principales de Cajamarca, según los testamentos de los Carua Rayco, consistían en tratar directamente con los indios del común. Tenían la capacidad de cobrar el tributo, apoyándose para ello en una red de cobradores, de recoger los hombres para la mita (servicio personal), de dar justicia a los indios mediante el amparo de las tierras.

Sin embargo, la contra parte la constituía la responsabilidad que les incumbía en el pago del tributo. En 1625, el Corregidor había mandado encarcelar a Felipe Carua Rayco y a otros caciques principales y mandones porque no habían pagado el tributo. Algunos testigos aseguraban que desde la cárcel era imposible acudir a la cobranza del tributo «por ser necesario hazer muchas diligencias con los yndios que los deuen y aun con ello se dificulta en muchas ocasiones pero estando fuera de la cárcel les apremiarán y podrán hazer las dichas diligencias con ellos con más facilidad que estando presos» (AGN, Derecho indígena, L.6, c.78).

Por lo visto, solo los caciques, respetados y temidos por sus indios, podían llevar a cabo esta tarea. El problema revelado por este documento de 1625 y confirmado por otro de 1664 es que la cobranza del tributo nunca fue tarea fácil. Los caciques y mandones de pachacas, o ayllus, no alcanzaban a pagar un tributo que siempre decían ser demasiado elevado.

Huían a las montañas, y gracias a la complicidad de los alcaldes de los pueblos, no les podía encontrar fácilmente (AGN, Derecho indígena, L.6, c.78) 29,26 En el documento de 1664, el cacique Melchior Carua Rayco, bisnieto de Felipe, está también en prisión por no haber pagado. De nuevo, afirma que son necesarios mucha digilencia y mucho tiempo para la cobranza.

Subraya además el hecho de que más de 600 indios se ausentaron de la villa de Cajamarca, y que los cobradores le seguían debiendo plata. No obstante estas consideraciones prácticas, el Corregidor, como en 1625, sancionó a Melchior Carua Rayco, el cacique principal de las Siete Guarangas.27 Por lo tanto, el límite al poder de los Carua Rayco parece haber sido la presencia, a partir del siglo XVII, de un nombrado «Cacique gobernador de Cajamarca» designado por el Corregidor con el objetivo de cobrar el tributo, por el fracaso en este cometido del Cacique principal.

  1. Éste debía entregar al Cacique Gobernador la paga de los tributos.
  2. Este caso revela la relación triangular entre estos dos caciques y el Corregidor, porque es este último quien está encargado de la «superintendencia universal» de su Corregimiento (AGI, Lima 171: f.18).
  3. Tiene entonces que designar a alguien competente para cobrar el tributo.

Sin embargo, la elección que hicieron los corregidores para designar a los caciques gobernadores no es debida al azar, o únicamente a la competencia notoria de algunos personajes, sino también a su relación compleja y antigua con los Carua Rayco.

30 Díaz Rementería (1977: 429: «la expresión ” cacique gobernador ” nace a consecuencia de la titularida (.)

28 El Gobernador era un Cacique por interín que actuaba como Cacique durante la ausencia, la minoría de edad o la enfermedad de un Cacique principal 30, Podía ser nombrado por el Corregidor. El papel del poder colonial de los españoles no se limitaba a la validación formal de la elección de los caciques según sus competencias.

  1. En efecto, escogieron como caciques gobernadores a los enemigos históricos de los Carua Rayco, aquellos descendientes de Cristóbal Xulca Poma quien había apoyado a Chup Lingón cuando despojó a Carua Rayco en el año 1567.
  2. A principios del siglo XVII, un descendiente de Cristóbal Xulca Poma, Carlos Xulca Poma, casado con María Chup Lachos fue Cacique Gobernador de la provincia de Cajamarca.

No era Cacique principal, sino más bien Cacique Gobernador, «por Su Magestad», según su testamento. Aunque no sabemos desde cuánto tiempo era Cacique Gobernador, dictó su testamento en 1630. No tuvo hijos, así que no instituyó ningún heredero. Sin embargo, su cuñado, Gabriel Asto Quipan, le sucedió en el cargo. Elaboración Aude Argouse

31 El corregidor don Antonio de Quintanilla, bien informado de los riesgos marítimos en las costas del (.)

29 Juan Baptista Asto Quipan parece haber vivido mucho tiempo, por ser ya tutor de Melchior Carua Rayco a fines de los años 1650, hasta fines de los años 1690, lo que representa unos cuarenta años de poder en el corregimiento de Cajamarca. Además Juan Bautista Asto Quipan, quien logró ostentar el título militar español de maestre de campo 31, era hombre duro y litigioso.

Nombre del Gobernador Fechas del cargo* Lazo de parentesco Título Nombre de su mujer
Carlos Xulca Poma ? – 1630 Cacique gobernador de las Siete guarangas María Chup Lachos
Gabriel Asto Quipan 1630-1657 Cuñado del precedente (hermano de María Chup Lachos) Cacique gobernador de las Siete Guarangas
Francisco Gabriel Asto Quipan ? – 1699 Hijo del precedente
Juan Baptista Asto Quipan 1659-1701 Hermano del precedente Cacique de Ñalep; Cacique gobernador de las Siete Guarangas; tutor de Melchior Carua Rayco a la muerte de su padre en 1659; encargado de la cobranza del título por el Corregidor en 1664; tiene el título de maestre de campo María de Llanos

Fuentes: testamento de Carlos Xulca Poma (1630); testamento de María Chup Lachos (1635), in ADC, protocolos notariales. * fechas según las de los testamentos en el ADC.

32 Para las herencias sobre cacicazgos, véase Lavallé, 2004. 33 Porque era la casa que lindaba en la plaza de armas con la casa del Corregidor, y que llaman «casa (.)

30 Aunque Fabiana Lachos, mujer de Sebastián Carua Rayco y madre de Melchior Carua Rayco, era hija de su hermano Francisco Gabriel Asto Quipan, Juan Baptista Asto Quipan intentó por lo menos dos veces quitarle el título de Cacique a Melchior Carua Rayco, así como su casa de Cacique en Cajamarca 32,

  • Una primera vez en 1661, alegando que Sebastián Carua Rayco, padre de Melchior, no había podido pagar unas deudas tributarias, Asto Quipan puso en adjudicación la casa de vivienda de Melchior Carua Rayco (ADC, serie Corregimiento, testimonios s/f.).
  • Este último cuestionó el precio (300 pesos), demasiado bajo (dijo que valía 1 000 pesos), negando el hecho de que una deuda tributaria de su padre pudiera ser cobrada de los bienes heredados por el hijo cuando este tenía la posibilidad de pagar la deuda con sus propios bienes muebles.

Las alegaciones de Carua Rayco permiten en este caso ver la obsesión de Asto Quipan por hacerse con la casa de caciques, símbolo de la implantación de los Carua Rayco en el centro de la villa y de la memoria de los cajamarquinos y, sin lugar a duda, un elemento de máximo prestigio y de legitimación del poder étnico por recordar el dominio de los incas 33,

Un dibujo de la serie de Martínez Compañón da fe de que dicha casa, con sus fuertes muros incaicos, seguía siendo la morada del cacique de las Siete Guarangas por el año de 1785.31 Pero, a principios de 1664, el corregidor don Antonio de Quintanilla nombró a Juan Baptista Asto Quipan cobrador del tributo de las Siete Guarangas para los tercios de san Juan de 1664, en lugar de Melchior Carua Rayco que fracasó en su tarea y que quedaba deudor de los tercios anteriores.

A este último, le había puesto en la cárcel unos semanas antes «en el cepo con un par de grillos», de donde obviamente no podía proceder a la recogida de los tributos. Denunció estas condiciones afrentosas, «como si fuera indio particular siendo Cacique principal que es de los más nobles deste reyno» (f.6).32 Según los argumentos esgrimidos por Melchior Carua Rayco en este litigio, Asto Quipan no quiso saber nada de la paga de los tributos, la única cosa que parecía interesarle era que Carua Rayco fuese despojado de su cargo de cacique de las Siete Guarangas, y que él fuese nombrado Gobernador para entonces quedarse como cacique de las Siete Guarangas.

  1. Además, alegaba Carua Rayco que los indios de Cajamarca eran hombres de buen crédito y que el hecho de nombrar a su enemigo como cobrador le iba a discreditar totalmente.
  2. De esta forma, al repartir la cobranza de los tercios entre Melchior Carua Rayco y Juan Baptista Asto Quipan, el Corregidor limitaba los poderes respectivos de los dos caciques enemistados.

El corregidor Antonio de Quintanilla explicó que Juan Baptista Asto Quipan era persona «de conocida y notoria satisfacción y sin duda alguna la más a propósito se pudiera allar para dicho ministerio encargarsele sin atender la enemistad que refiere» (AGI, Lima 171: f.24).

34 Francisco Gabriel Asto Quipan era hermano mayor de Juan Baptista Asto Quipan. En 1664, es un ancian (.)

33 Sin embargo, puede haber sido una estrategia secular del poder colonial para neutralizar a estos caciques, sin interferir más, por lo menos en aparencia, en los asuntos de los demás. En efecto, hubiera sido posible nombrar a Francisco Gabriel Asto Quipan, hermano de Juan Baptista Asto Quipan y abuelo de Melchior Carua Rayco, el cual tenía buena relación con su nieto 34,

35 El antiguo corregidor de Cajamarca, Martín de la Riva Herrera, recomienda a Juan Baptista Asto Quip (.)

34 Ninguno de los dos era ya el jefe absoluto pero cada uno tenía autoridad y conservaba un acceso privilegiado a la fuerza de trabajo que eran los indios del común 35, Pero eso no hubiera sido posible sin la red de caciques cobradores constituida por el tercer tipo de caciques.35 Cada pueblo tenía sus cobradores, nombrados por el cacique principal de las Siete Guarangas (AGI, Lima 171).

  • Se trataba en realidad de una carga más que de un cargo: el papel de cobrador de tributos de indios implicaba riesgos porque la carga del ingreso de la tasa pesaba sobre los caciques, sus patrimonios y sus personas.
  • Las amenazas que implicaba, en particular el embargo de los bienes o la cárcel, hacían que el riesgo de esta responsabilidad radicaba en el tributo mismo, y tuvieron los cobradores que adaptarse a las nuevas concepciones y valores españoles para mantener algo de poder.

La figura tradicional del Cacique por lo tanto evolucionó a lo largo de los siglos XVII y XVIII, y algunos de ellos se transformaron ante todo en recaudadores de tributo (O’Phelan Godoy,1997; Pease, 1992), formando una impresionante red de cobradores.

En efecto, muchos de los caciques, a la hora de dictar sus testamentos, estaban adeudados con su Cacique superior o con el Cacique Gobernador principal, por los tributos de los años anteriores, y dieron una lista completa de los nombres de sus cobradores para «descargo de su conciencia».36 Siempre habían sido considerados responsables por los retrasos, la falta de numerario, etc Varias veces habían sido encarcelados porque «sus indios» no pagaban o no podían pagar los tributos, como occurrió en 1625, cuando el corregidor Juan de Guzmán mandó encarcelar a diez caciques de Cajamarca, entre estos a Felipe Carua Rayco (AGN, Derecho indígena, L.6, c.78), o también en 1664.37 El cobrador era responsable de la suma de plata que le tocaba cobrar.

Cuando no podía pagar el tributo, tenía que pedir al Cacique superior un préstamo. Se volvía deudor de éste, quien a su vez era deudor del siguiente. La red de cobradores se parece a una red de deudas. Cada uno, según sus relaciones, trataba de encontrar el dinero para pagar el tributo debido por los indígenas.

Los indios urbanos tuvieron entonces la posibilidad de entrar en esta red, como prestamistas de dinero a los caciques principales de las pachacas y guarangas que vivían en la villa de Cajamarca o en los pueblos de las Siete Guarangas.38 En 1672, Diego Asto Lingón, Cacique cobrador de la pachaca de Guzmango del pueblo de San Pablo, declaró (ADC, Protocolos notariales, L.101: f.750) que estaba a su cargo la cobranza de tributos desde hacía 22 años según la numeración de indios que le había entregado el Gobernador.

Los recibos en su poder daban fe de lo que había cobrado y enterado hasta la fecha al Gobernador. Sin embargo, confesó no haber conseguido cobrar el tributo en su totalidad: le faltaban 383 pesos y 3 reales. Reconoció haber suscrito una escritura de endeudamiento con Juan Baptista Asto y declaró también que dejó nombrados los indios que le seguían debiendo sus tributos.

Añadió que lo que se podía cobrar todavía se reintegrase al Gobernador y que éste mandara cobrar el resto, «sin que se me quede a ser cargo ni cobrar de mis hijos ni bienes». No sé exactamente qué valor tiene esta precaución testamentaria en la que Diego Asto Lingón pide expresamente que sus hijos y sus bienes no sean deudores del Gobernador, pero revela que los cobradores trataban de salir del círculo infernal de las deudas.

Esta solicitud reinvidica un punto interesante: el que la obligación de los herederos en la paga del tributo debido por su padre se limitara a los bienes dejados por el padre y que no pueda cargarse sobre los bienes propios del hijo.

36 Este hecho lo señala Díaz Rementería (1977: 44): «El cobrador de tributos podría ser cualquier indí (.)

39 En definitiva, emerge una cadena de responsabilidades que van del Corregidor al cobrador, pasando por los caciques principales, y a veces y por intrusión del Corregidor, por los gobernadores-cobradores. Sin embargo, tengo la intuición de que unos, para pretender al cacicazgo, empezaron a cobrar el tributo o llegaron a ser nombrados cobradores, así como lo hizo Juan Baptista Asto Quipan a su nivel de gobernador de las Siete Guarangas.

En efecto, ya que los caciques no debían cumplir con las obligaciones personales (Recopilación de Leyes de Indias, Ley XVIII, Título V, Libro VI ), algunos primos o sobrinos de caciques trataron de beneficiarse de la exención (Díaz Rementería, 1977) 36, Y, al final del siglo XVII, varios caciques, principales y mandones eran denunciados en una provisión del Virrey fechada del 31 octubre de 1694: en los repartimientos de Cajamarca, había muchos indígenas, que por decir ser hijos y parientes de caciques no pagaban tasa, ni cumplían el servicio personal.

Las tasas cargaban sobre indios pobres que «habian de ser pobres en pesso de ello». El Virrey mandó que solo los hijos mayores de los caciques y mandones sean excusados de las obligaciones personales. Solo ellos pueden suceder con derecho en el cacicazgo de su padre y su casa.

Son caciques, lo recuerda el Virrey, «por sucesión y derecho de sangre desde la gentilidad de ellos», y deben gozar del privilegio de exención de la nobleza. Tengo el ejemplo de Juan Lulimosa, sobrino del cacique de Guzmango Francisco Asto Pilco (1694). Intentó beneficiarse de este privilegio, por no tener hijo el Cacique.

Juan Lulimosa trató de probar que era descendiente de Pedro Angas Napón y suplicó que se le diera la posesión del cacicazgo por ser hijo, nieto y descendiente de Cacique. Así, para estos caciques de tercer tipo, la fama de Cacique era imprescindible: uno debía haber cobrado el tributo a la vista de todos, y ser notable descendiente, además de hijo mayor, de caciques conocidos como tales por los españoles.

37 Glave (1998) recuerda que solo el virrey Francisco de Toledo hab ía viajado fuera de Los Reyes.

41 La administración española, burocrática y compleja, tenía dificultades frecuentes para tomar en consideración lo que hoy en día llamaríamos la «realidad del terreno» 37, Los gobiernos locales, es decir el Corregidor y los alcaldes no eran una proyección, al nivel local, del poder real.

Al contrario, eran entidades autónomas que tenían la capacidad de negociar su funcionamiento entre sí y con la Corona. En un asentamiento como Cajamarca, un pueblo de indios tranformado en villa, se sentaban muchas personas a la mesa de negociaciones: cabildo de indios, caciques, y Corregidor, es decir las distintas autoridades indígenas locales y el poder español.

Las dinámicas que resultan de estas tensiones nos llevan a tomar en consideración cada entidad y sus motivaciones propias. En Cajamarca, el Corregidor usaba una estrategia clásica, la de la división, para neutralizar a los caciques nobles, dejándoles un acceso a la red de cobradores, que constituía una piedra angular del sistema colonial económico de la provincia de Cajamarca.

¿Qué es un cacique en Venezuela?

Cacique es el término con el que se designó a los jefes locales de las comunidades taínas de las Antillas.